Los tiempos de la Justicia para Puigdemont condicionan la gobernabilidad de España

A la vez que se iban contando papeletas durante la noche del 23 de julio, España entraba en tiempo de aritmética. En los cuarteles generales del PSOE y el PP están haciendo cuentas desde anoche y lo cierto es que las sumas son relativamente sencillas: al PP no le da para gobernar y al PSOE solo le da si cuenta con -al menos- la abstención de Junts per Cataluña, el partido de Puigdemont, que se han convertido en imprescindibles y que nunca han apoyado las decisiones del Gobierno de coalición. En las horas posteriores al 23J, los catalanes ya han dejado claro que no se lo van a poner fácil a Sánchez, pero lo cierto es que el margen del candidato socialista está limitado por la Justicia que intenta que Puigdemont venga a España para ser juzgado.

Evitarlo no está en manos de Sánchez, porque los tiempos y procedimientos del Gobierno y de los tribunales son independientes entre sí. Lo más que podría ofrecer el PSOE es la promesa de un indulto, como el que obtuvieron Junqueras y el resto de condenados en el juicio por el 1-O en el Supremo. Pero en España, para ser indultado hay que ser juzgado antes y parece que Puigdemont no está muy por la labor.

Total, que el mismo Puigdemont que se había convertido en "una anécdota", según dijo el propio Sánchez en campaña, es ahora ahora su única posibilidad de gobernar, pero no una posibilidad fácil.

Ajeno a pactos electorales, el juez Llarena emitirá en los próximos días una nueva orden de detención europea contra el expresidente catalán. El magistrado instructor del procés estaba esperando a que la Fiscalía lo pidiera, y tras la solicitud del Ministerio Público, este mismo lunes, solo falta que la curse.

El Gobierno, aunque lo intentara, no podría hacer nada para evitarlo. No solo eso, Sánchez ha empeñado su palabra al asegurar reiteradamente que si el líder de Junts viene a España lo hará para someterse a los tribunales. Aunque el líder socialista cambiara de opinión, y por mucho que sea imprescindible para la gobernabilidad, un Puigdemont en España sería inmediatamente detenido y puesto a disposición del Supremo, que previsible le ordenaría ingresar en prisión de manera provisional a la espera de juicio, dado el evidente riesgo de fuga.

El propio Puigdemont ironizaba con su situación este lunes, a través de Twitter: "Un día eres decisivo para la formación del Gobierno español, y al siguiente, España ordena tu arresto", escribía el inglés el líder fugado.

España aún no ha ordenado su detención, aunque la Fiscalía ha pedido al juez que lo haga. El Ministerio Público ha explicado que su solicitud de reactivar la euroorden era "preceptiva", tras la sentencia del Tribunal General de la Unión Europea, que hace tres semanas le retiró la inmunidad como parlamentario europeo, dando vía libre a Puigdemont para solicitar su entrega desde países de la UE.

El procedimiento en Europa entra ahora en fase de recursos, y tardará un tiempo en tener efectos prácticos. Pero más allá de una hipotética entrega, si Puigdemont pusiera un pie en España sería detenido ipso facto. Es decir, no tiene inmunidad como diputado del Parlamento Europeo, ni como potencial socio facilitador del Gobierno.

En Junts "no ven la investidura"

Fue Miriam Nogueras, la cabeza de la lista Junts para el Congreso, la que se encargó de marcar "los mínimos" su formación: la amnistía y el referéndum. Y para que quedara claro añadió que su formación "no hace postureo" y que lo que dice es lo que hace.

Las dos condiciones han sido postulados de ERC durante la pasada legislatura, y aunque el Gobierno ha necesitado a los republicanos para sacar adelante gran cantidad de iniciativas, el PSOE no ha cedido en ninguna de las dos.

La amnistía está prohibida por la Constitución y un referéndum pactado podría salirle demasiado caro a Pedro Sánchez. Todo lo que pide Junts es, además, a cambio de una abstención.

En el día siguiente a las elecciones, Junts ha vuelto a hablar -esta vez por boca de Jordi Turull- para decir que por ahora "no ve" opciones de investidura de Pedro Sánchez. Cierto que son las primeras horas de una negociación que puede durar semanas, o incluso meses, por lo que es momento de máximos, como en cualquier negociación.

En cualquier caso, nada se podrá mover hasta que esté recontado el voto CERA, el del exterior, que según algunos análisis todavía podría conceder uno o incluso dos escaños más al PP, en perjuicio del PSOE y del propio Junts.

Eso complicaría todavía más las opciones de Sánchez, al que ya no le valdría la abstención de Junts y tendría que buscar sus síes, algo todavía más difícil de obtener, del partido que vio desalojado a Xavier Trías del Ayuntamiento de Barcelona por un pacto del PSOE, PP y los Comunes a última hora, que supuso dar la Alcaldía al socialista Jaume Collboni.