Así lo ha manifestado De Cospedal en un desayuno informativo organizado por el diario "El Economista" al ser preguntada por algunas informaciones que apuntan la posibilidad de que miembros del Gobierno estén intentando presionar al TC.
También ha sido preguntada por las declaraciones del vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, quien se mostró preocupado por que el Gobierno "esté trasladando la sensación" de que controla el Constitucional.
"Es intolerable que se pretenda presionar" al TC, ha dicho la número dos del PP antes de expresar su confianza, "porque es lo lógico, tiene sentido común y obedece a la lógica jurídica", en que el Constitucional ratifique la decisión del Tribunal Supremo de prohibir a Bildu su concurrencia a las elecciones.
De Cospedal ha dejado claro que el PP "hará todo lo que esté en su mano por preservar" el pacto antiterrorista y ha asegurado que su partido es el ha actuado con "mayor responsabilidad" en esta materia, por lo que espera "la misma responsabilidad de otros".
Durante su intervención, la secretaria general del PP ha vuelto a pedir elecciones generales anticipadas como única forma de acabar con la crisis económica y la "incertidumbre" que provoca la política del Gobiereno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Precisamente, ha recordado que hoy se cumple un año del día en el que Zapatero "perdió su última oportunidad de enderezar la senda de fracaso", al no haber aceptado la mano que le tendió el líder del PP, Mariano Rajoy, en un encuentro en La Moncloa, ha subrayado Cospedal.
En un momento en que "reinaba el pánico" por el rescate a Grecia, Zapatero no quiso aceptar las propuestas de Rajoy para contener un déficit público "galopante" y para poner en marcha medidas de austeridad y competitividad, ha resaltado la dirigente popular.
A su juicio, España está padeciendo una legislatura "que vive una agonía por parte del peor Gobierno de la democracia", por lo que ha insistido en la necesidad de convocar elecciones.
Y es que para Cospedal, no es posible continuar con un Ejecutivo que "se tranquiliza y se conforma" con que no se llegue "a la psicológica y mala cifra de cinco millones de parados".