Kosovo año 1, del sueño de la independencia a la realidad de la pobreza

EFE 17/02/2009 08:10

El milagro económico que muchos vaticinaron llegaría con el autogobierno no sólo no se ha producido, sino que la economía está en un estado catastrófico cuando se cumple el año 1 del Kosovo independiente.

Una situación que ha creado desánimo en un país que, tras años de sufrir la represión de Serbia, se enfrenta hoy a tasas de desempleo del 40 por ciento.

Además ante las escasas perspectivas de futuro, muchos jóvenes están abandonando la nación, cansados de esperar la llegada de la prometida prosperidad.

Como es el caso de Arian Halili, quien se graduó en una universidad de Macedonia con altas calificaciones hace tres años y que ahora tramita su visado para emigrar a Praga.

Tras años sin lograr un empleo en su país, su primera solicitud en el extranjero recibió una respuesta positiva.

"Deseo a este país lo mejor, pero realmente no me importa. Esta gente me está enviando lejos de mi familia", se lamentó.

Como Halili, muchos jóvenes está buscando empleos en el extranjero.

Sin embargo, no todos tienen ni siquiera esa salida. Xhafer Neziri, de 57 años, se dedica estos días a vender banderas kosovares, albanesas o de Estados Unidos en la acera de una de las principales avenidas de la capital.

"Así se vive. Hoy la gente compra banderas y al siguiente vendo queso o huevos", explicó resignado. Sin embargo, el típico optimismo kosovar le llevó a asegurar que "un día esto cambiará".

Un día que aún no ha llegado para el 37 por ciento de los kosovares que viven por debajo del umbral de la pobreza y el 15 por ciento que sufre la pobreza extrema.

Y es que incluso quienes logran un puesto en la Administración han de conformarse con paupérrimos salarios.

Florin Krasniqi, de 34 años y empleado gubernamental, gana 200 euros al mes. "Toda la segunda mitad de cada mes la pasas de mal humor por la sensación de que estás trabajando para nada", se quejó.

La emigración de los jóvenes y los bajos sueldos han provocado que las autoridades tengan graves problemas para encontrar a gente preparada que asuma los nuevos cargos del aparato del nuevo Estado.

Mientras, el sueño de los kosovares es ser una de las 2.000 personas que actualmente trabajan para las misiones de la OTAN, de la UE o en alguna de las embajadas que abren en Pristina.

Trabajar para un organismo internacional garantiza sueldos de entre 800 y 1.500 euros, una fortuna en comparación con los 200 de media que cobran los funcionarios estatales.

Pero el enfado de los kosovares tiene más razones que la mala situación económica.

La parálisis en que el joven país sigue sumido, afecta también a otros aspectos de la sociedad, como la Justicia.

Kujtim Limani, que regresó a Kosovo tras finalizar la guerra con Serbia, lleva 9 años esperando que un tribunal se pronuncie contra la familia que ocupó su domicilio mientras él estaba fuera del país. "Esto es una locura. El Estado no apoya a sus ciudadanos", criticó.

Además, los continuos cortes de electricidad por el mal estado de la envejecida red, son una permanente causa de hastío.

Un problema que no espera esté solucionado plenamente hasta 2013, cuando las nuevas plantas previstas puedan satisfacer la actual demanda de electricidad.

Más positiva ha sido la evolución de algunas obras públicas, con un destacado aumento en la construcción de carreteras y escuelas.

Con todo, el enojo de la población ha enfrentado ya al Gobierno kosovar con varias huelgas. Policías, funcionarios judiciales, profesores, profesionales de la salud y hasta grupos de ex guerrilleros han protagonizado protestas para exigir mejoras en sus condiciones laborales.

Artan Mustafa