Merkel se vuelca en el conservadurismo y la economía para recuperar el respaldo de la CDU

AGENCIA EFE 15/11/2010 06:18

La jefa del partido se vio ratificada en el cargo, que ocupa desde 2000, con el 90,4 por ciento de los votos del millar de delegados reunidos en el congreso de Karlsruhe (suroeste alemán), por debajo del 95 por ciento alcanzado dos años atrás.

Los diez minutos de ovación que siguieron a su discurso, más la inexistencia de un rival interno capaz de poner en duda su liderazgo, neutralizaron ese ligero descenso en el aprecio de los suyos, en un congreso del que saldrá reforzada con una cúpula más leal a su línea.

Merkel repartió elogios, al partido y a sí misma, como buena gestora en tiempos de crisis, y reivindicó para la CDU los logros de un nuevo "milagro alemán" que "maravilla al mundo", ya que la primera economía europea va a crecer en torno a un 3,5 por ciento este año.

"Prometimos, en la cúspide de la crisis, sacar Alemania adelante. Hoy Alemania está mejor que casi todos los demás", proclamó Merkel, para añadir que "el mundo habla de nuevo milagro alemán".

"En realidad no es un milagro, sino algo que los alemanes, y la CDU, logramos trabajando duro y en la dirección correcta", afirmó.

Merkel defendió cada uno de sus pasos dados frente a la crisis griega, "que puso en juego la estabilidad del euro y el futuro de Europa", así como las recetas mantenidas en la cumbre del G20.

"El buen europeo no es siempre el que actúa rápido, sino el que actúa con inteligencia", sentenció en alusión a las críticas iniciales a su gestión, incluidas de sus socios europeos, en las que llegó a reprocharse a Alemania falta de determinación y lentitud.

Merkel sacó a colación el descenso del paro -"asumí la cancillería con cinco millones de desempleados, ahora hay menos de tres millones"- y la buena reputación de la marca-país alemana.

"No vamos ahora a ser castigados por los buenos productos 'Made in Germany' que se exportan a todo el mundo", dijo en relación al boom exportador alemán, motor tradicional de su economía y objeto de recientes críticas en el G20.

El congreso se celebraba en Karlsruhe, en el estado de Baden Württemberg, y debía servir de pistoletazo de salida para la ronda de elecciones regionales de 2011, entre ellos en ese "Land", feudo tradicional de la CDU, y la ciudad-estado de Berlín.

Merkel insufló ánimos a los suyos, frente a los sondeos que apuntan a la pujanza de los Verdes, a los que calificó de "retrógrados", como partido "que se opone a todo lo que signifique progreso".

Asimismo atacó al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), a cuyo ex presidente Franz Müntefering parafraseó una de sus frases -"estar en la oposición es una porquería"- para convertirla en "la oposición hace porquerías".

Merkel fue más agresiva de lo habitual en sus ataques a la oposición y más conservadora en el mensaje a sus filas.

Dedicó buena parte de su discurso a la defensa de los valores cristianos, como referente de la sociedad alemana, e hizo hincapié repetidamente en que Alemania da la bienvenida "de todo corazón" a todo aquel que "respete y observe nuestra cultura de referencia".

Se reorientó así claramente hacia el ala más conservadora del partido, un cambio respecto a discursos anteriores, en los que incluso se la había tachado de "socialdemocratizada".

La líder de la CDU, castigada por unos sondeos que no dan oportunidad alguna de reedición a su coalición de centro-derecha, saldrá arropada de Karlsruhe con una cúpula más leal a su línea.

El congreso despidió como vicepresidentes a dos de sus ex eternos rivales internos, los ex barones regionales Roland Koch -que pasa a la empresa privada- y Christian Wulff -presidente del país-, así como a Jürgen Rüttgers.

El relevo preparado para esos puestos por Merkel son Ursula von der Leyen y Norbert Röttgen, ambos miembros de su Gobierno, más Volker Bouffier, primer ministro en el estado de Hesse.

Tras la elección de esa cúpula de leales, la cuestión más espinosa para la canciller será el debate en torno a los test genéticos en embriones fecundados in vitro, antes de su implantación en el útero materno, para la detección de enfermedades hereditarias.

Merkel es partidaria de la prohibición, en contra de buena parte del partido, incluidos varios de sus ministros.

En su discurso, abrió la puerta al consenso, al ratificar su rechazo a esas pruebas, pero añadir que "respetaba" otras opiniones.