En un gesto que distancia cada vez más a los socialistas catalanes de sus compañeros del PSOE, el líder del PSC advierte, como ya hizo hace unos meses en una conferencia en Madrid, de la desafección de Cataluña si no mejora su financiación. Para el presidente de la Generalitat, aplazar la negociación supondría "violar la ley (el Estatuto exige cerrar un acuerdo en agosto), sería injusto y tendría riesgos políticos".
Montilla afirma que Cataluña "puede negociar", pero que "ya no puede esperar más" a modificar un sistema de financiación que califica de "injusticia lacerante". Asegura, además, que "el sistema es injusto para quien más aporta". El principal responsable del PSC asegura que, de no emprenderse esta reforma, España dejará de "interesar y convenir a todos, no será de todos". También cree que, de no resolverse, la situación abocaría a los catalanes a demandar un concierto económico similar al que tienen Euskadi y Navarra.
El sucesor de Jordi Pujol y Pasqual Maragall es también muy crítico cuando se refiere a los que se benefician del actual sistema. Afirma que "no es aceptable que la solidaridad que se nos reclama nos perjudique" y va más allá al decir que "es comprensible que algunos pretendan mantener un estatus que les favorece aunque sea injusto con otros. Pero es del todo inaceptable".
Quien se presentó a las elecciones abogando por una Cataluña más social señala también que es aquí donde hay que volcarse y, para ello, también debe contarse con el superávit del Estado, mientras que Gonzalez apuesta por dedicarlo a dinamizar la economía.
El "superávit del Estado se debe en parte al déficit de Cataluña", afirma rotundo, y asegura que "Cataluña tiene tantos pobres como habitantes tiene alguna comunidad autónoma". Montilla concluye su artículo diciendo que Cataluña no acepta, en respuesta a las palabras del ex presidente del Gobierno, que "se le diga que ahora no toca".