Un joven acepta 4 años de cárcel por acuchillar al acompañante de su exnovia con la que había roto dos días antes

EUROPA PRESS 26/02/2015 14:00

Inicialmente, el ministerio fiscal pedía para este joven, de 23 años en la actualidad, una pena de nueve años, cuatro meses y 15 días de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa y otro delito de conducción sin permiso, aunque finalmente se ha llegado a un acuerdo con la defensa por el que se le ha rebajado la pena hasta los tres años y nueve meses de prisión, y al pago de una multa de 1.800 euros.

El joven, natural de Colombia y en situación regular en España, ha reconocido este jueves los hechos que se le imputan en el juicio que iba a comenzar contra él en la sección cuarta de la Audiencia de Valencia. Durante la vista, la víctima ha afirmado que ese día vio venir al agresor en coche, y que luego entró en el restaurante y acuchilló a su acompañante hasta que lo sujetó el camarero.

Los hechos se remontan al 17 de enero de 2011, cuando el procesado, sobre las 22 horas, y pese a que no tenía licencia para conducir, cogió el vehículo de su expareja --con quien había dejado la relación dos días antes-- y se dirigió hasta el restaurante en el que se encontraba ésta junto a otro hombre.

Una vez allí, se acercó a la cristalera y realizó gestos a su expareja y a su acompañante para que salieran. Al ver que no conseguía su objetivo, entró en el local y se dirigió directamente a la mesa en la que éstos estaban cenando, y sin que mediara palabra le dio un puñetazo en la mejilla al hombre.

Inmediatamente después, cogió un cuchillo de la mesa contigua y le asestó tres cuchilladas, todas ellas dirigidas a la zona del tórax o parte superior del tronco, que la víctima pudo repeler poniendo el brazo delante e impidiendo que afectara a estructuras vitales. El arma empleada por el procesado, un cuchillo de mesa con mango marrón y filo de sierra, fue abandonada por el mismo en el restaurante.

Como consecuencia de los hechos, el hombre sufrió diferentes lesiones en el brazo y antebrazo, y le han quedado como secuelas algunas cicatrices. Sin embargo, el perjudicado no ha reclamado nada por estos hechos.