En esta inmensa labor, la transición de un país de la dictadura a la democracia, Adolfo Suárez la llevó a cabo acompañándose de numerosos colaboradores. Conocida su muerte, recordaban aquellos trascendentales momentos y las virtudes que atesoraba el expresidente fallecido. Con ellos compartió los momentos más intensos y difíciles de la Transición. Adolfo Suárez fue capaz entonces de enfrentarse a los suyos para caminar de la dictadura a la democracia. Así lo recuerda ahora Jordi Pujol, president de la Generalitat catalana en su último año al frente de La Moncloa. Se muestra agradecido a Suárez, al que califica de líder audaz, valiente y sincero, capaz de asumir la gran responsabilidad que tuvo como arquitecto de ese cambio. Su balance, dice, es muy importante. Por eso considera que quien tiene que expresarse en términos de agradecimientos es el conjunto del país. Además, ha destacado su espíritu dialogante y ha criticado que los que ahora lo alaban no prediquen con su ejemplo. El paso de la dictadura a una democracia pluralista, tantas veces frustrada en nuestro país, dice Felipe González en un comunicado, se debe a la tarea de Suárez. Uno de los ministros de su último gobierno, Sánchez Terán, dice que Suárez veía el futuro antes que los demás. A la vez que reconoce sus extraordinarias cualidades políticas y humanas.