Elevar la mirada sobre el paisaje aragonés supone enfrentarse a a una basta monotonía de color ocre. El agua desbordada que se mezcla con las tierras de labor ocultando los elementos de una geografía donde apenas se divisan algunas arboledas como islas de estos lagos salidos del Ebro. Las primeras imágenes pertenecen a los alrededores de Tudela, con una de sus carreteras principales marcando a la izquierda una especie de frontera entre dos mundos.
Grabado desde un helicóptero de la Guardia Civil, aparecen las afueras de Zaragoza. La imagen aérea permite apreciar la magnitud de la superficie inundada. Las carreteras, por ejemplo, que suelen marcar el límite entre lo inundado y lo que se va a inundar.