Al darse cuenta de que había tirado el agua, Esperanza Aguirre se mostró azorada y gesticulando pidió unas servilletas para poder retirar el agua derramada; labor a la que le ayudaron con aire divertido sus compañeros de escaño, el vicepresidente Ignacio González y el consejero de Presidencia, Francisco Granados.
Precisamente, la semana pasada la Cámara vivió momentos de tensión cuando la jefa del Ejecutivo conoció la decisión de la Junta de Portavoces de prohibir la entrada de agua en el hemiciclo para evitar estos incidentes hídricos que estropean los sistemas eléctricos, y reclamó que se levantara tal medida.
La protesta fue duramente criticada por la oposición, que consideró la actitud de la presidenta madrileña una falta de respeto a las decisiones de la institución.
De hecho, la siguiente reunión de los portavoces de los grupos parlamentarios, donde el Partido Popular tiene mayoría absoluta, puso fin a la decisión de limitar la entrada de agua en la sala.