Buscan reforzar las estrategias contra el tráfico de armas de destrucción masiva

AGENCIA EFE 14/05/2009 21:42

El asistente civil y asesor de política exterior del Comando Sur de EE.UU., Paul Trivelli, consideró que es necesaria una coordinación en los esfuerzos para frenar por aire, tierra y mar el tráfico de armas de destrucción masiva (WMD, por sus siglas en inglés) y material relacionado.

La prevención del tráfico de WMD es el tema principal de discusión entre los representantes de 34 naciones del continente que se reunieron en Miami en un evento organizado por la Secretaria de Defensa y el Comando Sur de Estados Unidos.

Trivelli afirmó que los terroristas y otros criminales dependen de medios ilícitos, incluyendo el tráfico de armas, lavado de dinero, extorsión, secuestro y narcotráfico, para financiar sus operaciones ilegales.

Una creciente demanda global por drogas y los enormes beneficios económicos que genera convierten al narcotráfico en una muy lucrativa actividad, afirmó el funcionario, que fue embajador de EE.UU. en Nicaragua.

Solo en 2006, la cocaína producida en Colombia, Perú y Bolivia alcanzó aproximadamente 984 toneladas métricas por un valor en la calle de 105.000 millones de dólares, según cifras mencionadas por Trivelli.

"Consideren por un momento que el costo de los ataques terroristas de Al Qaeda el 11 de septiembre fue solamente de 500.000 dólares para el plan y la ejecución. ¿Se pueden imaginar qué podrían hacer los terroristas con 105.000 millones de dólares?", se preguntó.

En su disertación, mencionó otros retos que afronta la seguridad en el continente como la pobreza, las pandillas y el narcoterrorismo.

La pobreza es un factor en la región que no se debe ignorar porque es el "combustible" de las actividades ilegales y algunas personas harán lo que sea necesario para asegurar su supervivencia, incluyendo participar en pandillas violentas, drogas y otros delitos, dijo.

En el caso del tráfico de drogas destacó cómo en los últimos años el método de transporte de la cocaína ha "cambiado dramáticamente y se ha adaptado al Siglo XXI", con el uso de embarcaciones semi sumergibles de 12 a 24 metros de eslora que navegan ligeramente debajo de la superficie del agua a menos de 10 nudos.

Construídas en las selvas de Suramérica, esas embarcaciones cuentan con sofisticados equipos que compiten con cualquier nave de la Marina o de los guardacostas y son muy difíciles de detectar, según Trivelli.

Hasta el momento, señaló, "hemos tenido suerte de que sus principales cargas han sido drogas y algunas armas. Pero es solo cuestión de tiempo antes de que esos semi sumergibles sean utilizados para transportar una carga más peligrosa", advirtió el también ex ministro consejero de la embajada de EE.UU. en Honduras.

Para afrontar las amenazas a la seguridad, en especial las relacionadas con el tráfico de WMD, la cooperación es clave, reiteró y recordó que el Comando Sur realiza maniobras y operativos de entrenamiento, sobre todo con América Latina, como UNITAS y Panamax.

Panamax, explicó, se ha ampliado para apoyar la Iniciativa de Seguridad de Proliferación (PSI, por su sigla en inglés), que es un esfuerzo internacional para detener el tráfico de WMD, sus sistemas de envío y material relacionado.

Latinoamérica, el Caribe y Estados Unidos comparten el interés de prevenir la proliferación de WMD en "nuestro hemisferio", aseveró Trivelli.

Gary Samore, coordinador para el control de armas y de WMD de la Casa Blanca, dijo que el presidente de EE.UU., Barack Obama, ha prometido "buscar la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares".

"Pero, no podemos alcanzar este objetivo si, mientras nosotros estamos buscando deshacernos de las armas nucleares y otras de destrucción masiva, otros están tratando de adquirirlas. Esa es la razón por la que la PSI permanece como un componente crítico en la política internacional de no proliferación", indicó Samore.

En la actualidad más de 90 países apoyan la PSI incluyendo a EE.UU., Argentina, Bahamas, Belice, Canadá, Chile, Honduras, El Salvador, Panamá y Paraguay.