Los candidatos presidenciales debaten con tibieza y sin propuestas diferenciadas

AGENCIA EFE 19/08/2010 00:00

En la cita, organizada por el diario Folha de Sao Paulo y el portal UOL, participaron los tres candidatos mejor posicionados en las encuestas sobre intención de voto de cara a las elecciones del próximo 3 de octubre.

El acto, celebrado en un teatro de Sao Paulo, comenzó con varios bloques de preguntas en el que eran los propios candidatos los que de forma rotativa se interrogaban los unos a los otros.

La candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, fue la encargada de abrir el debate, en el que también participaron la aspirante oficialista, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) y favorita en las encuestas, y el principal aspirante de la oposición, José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Silva destacó la necesidad de llevar a cabo una reforma política en el país y reprochó a Rousseff que la medida no se haya llevado a cabo en el actual Gobierno ni en el anterior debido "a las alianzas políticas" y a los que se "benefician de un proceso viciado" que está en contra del "interés público".

La sanidad fue uno de los temas más debatidos por los aspirantes, que también hablaron de la situación de la educación en el país, que Silva llegó a calificar de "vergonzosa" y aseguró que afecta a todos los estados de la federación.

Mientras, Serra acusó a Rousseff de tener "fijación por el pasado" y criticó que el PT, cuando estaba en la oposición, votara en contra de varias medidas que, a su juicio, se han demostrado beneficiosas para el país.

Serra recordó que en 1985 el PT votó en contra de Tancredo Neves, (el primer presidente elegido por un colegio electoral tras la dictadura), contra la Constituyente de 1988 y contra el plan real de estabilización económica (1994).

Según Serra, en el "torneo de cuanto peor, mejor" el partido gobernante "es imbatible, gana por goleada a cualquier otro partido brasileño".

"La diferencia es que nosotros reconocemos que nos equivocamos", dijo en su réplica Rousseff, escogida como su sucesora por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El momento más comprometido para los candidatos llegó cuando se dio paso a las preguntas de los internautas.

Un elector dijo a Dilma que su candidatura fue "improvisada", ya que llegó después de que otros colaboradores de Lula quedaran descartados por su implicación en varios escándalos.

"Comencé luchando contra la dictadura (1964-1985) y después fui secretaria de Hacienda y de Energía en (el estado de) Río Grande do Sul. El presidente me dio la honra de ser su ministra de Minas y Energía y después de la Presidencia", respondió Rousseff.

"Creo que no soy una política tradicional, no tuve experiencia parlamentaria, pero experiencia administrativa en el Gobierno tuve bastante", agregó, para concluir que en los últimos tres años "pocas personas se han sometido a un escrutinio tan pesado" como el sufrido por ella, frase con la que arrancó un aplauso del auditorio.

En el mismo apartado del debate, Serra se defendió de la acusación de representar a la elite y destacó su origen humilde.

"Trabajé con mi padre (como vendedor de verduras), fui líder estudiantil, viví en el exilio, me metí en política, gané y perdí elecciones. Ejercí mandatos como diputado, senador, alcalde, gobernador y ministro siempre preocupado por los sectores más pobres de la población", dijo.

Serra, algo más incisivo durante sus intervenciones que Rousseff, aprovechó su discurso final para recordar los casos de corrupción que en 2005 salpicaron a los principales asesores de Lula, mientras que la candidata oficialista abogó por "la continuidad" con los programas del Gobierno.

Los sondeos más recientes reflejan que Rousseff tiene entre el 41 y el 43 por ciento de la intención de voto, mientras que Serra tiene entre el 30 y el 32 por ciento y Silva del 8 al 10 por ciento.