Con programas y plataformas como Skype, Twitter, Tuenti y la consola X-Box y usando diversos nombres de usuario, el condenado contactó con al menos siete menores a los que instó entre otras cosas a que se desnudaran ante la webcam y a muchos los amenazaba cuando no se prestaban a sus pretensiones.
Tras un pacto de conformidad, la Audiencia le ha condenado a cinco años de cárcel por utilización de menores con fines pornográficos, a un año y medio por cinco delitos de amenaza y a cuatro meses por corrupción de menores, además de prohibirle acercase a ellos a menos de 200 metros durante siete años y diez meses.