Las diferencias sobre Itaipú persisten y Lula y Lugo dejan los acuerdos sin firmar

AGENCIA EFE 08/05/2009 00:00

Las diferencias entre ambos Gobiernos en relación a la represa cuya propiedad comparten parecieron causar un cortocircuito, pues todo el programa anunciado fue alterado en forma inesperada después de poco más de dos horas de conversaciones a puertas cerradas entre los jefes de Estado y miembros de sus gabinetes.

En un salón anexo, preparado para la ocasión, quedaron sobre una mesa varios convenios bilaterales que serían firmados después de la reunión de los mandatarios, que continuarán conversando durante una cena que Lula ofrecerá en su residencia oficial.

Portavoces de la Presidencia brasileña convocaron a una rueda de prensa para mañana en el aeropuerto de Brasilia, desde donde Lula y Lugo viajarán hacia la ciudad de Campo Grande, a 850 kilómetros al suroeste, para la inauguración de un tren turístico que recorrerá parte de los humedales del Pantanal.

Antes de la reunión con Lula, Lugo visitó la sede del Congreso, donde se entrevistó con los presidentes del Senado, José Sarney, y de la Cámara de Diputados, Michel Temer.

En ambos encuentros, hubo alusiones veladas a las diferencias en relación a la represa de Itaipú y a la necesidad de resolver los conflictos en forma "amistosa", sobre la base de las "relaciones históricas" entre ambos países.

"A todos nos conviene crecer juntos. Esta es la apuesta que hacemos en América Latina", manifestó Lugo, quien también dijo que en Paraguay están convencidos de que los países que han logrado un mayor desarrollo pueden tender una mano a los más pobres.

"A nadie le conviene tener un vecino pobre, pues a veces eso puede significar no una amenaza o un peligro, sino una cierta incomodidad", apuntó el mandatario paraguayo.

Desde que llegó al poder, en agosto del año pasado, Lugo reclama una revisión del Tratado de Itaipú, que regula las operaciones de la represa inaugurada en 1982 y construida con capitales brasileños.

Según Lugo, el tratado firmado por las dictaduras que gobernaban entonces en ambos países contiene cláusulas "leoninas" que van en contra de los intereses de su país y deben ser modificadas.

El tratado establece que Brasil y Paraguay tienen derecho cada uno al 50 por ciento de la electricidad generada en la represa y que la energía no usada debe ser vendida al otro socio, a un precio fijo.

Paraguay satisface su demanda con solamente 5 por ciento de la electricidad de Itaipú y el resto acaba en Brasil, que paga por ella unos 300 millones de dólares, una cifra que según sostiene Lugo debe elevarse hasta a unos 2.000 millones de dólares anuales.

También hay diferencias sobre la deuda que se mantiene por la construcción de la represa, cifrada hoy en cerca de 19.000 millones de dólares y que ambos países pagan por partes iguales.

Según Paraguay, esa deuda debe ser auditada, pues "ya ha sido pagada" y no deja de inflarse debido a un "complejo sistema de intereses dobles", como lo define el negociador paraguayo, Ricardo Canese.

Brasil, por su parte, se aferra a que el tratado vence en 2023 y establece claramente que no podrá ser revisado hasta entonces. Sin embargo, Lula ha dicho que está dispuesto a hacer "concesiones" para favorecer el desarrollo de Paraguay.

Entre ellas, están la construcción de una línea de transmisión desde Itaipú hasta Asunción, a un coste de 200 millones de dólares, y de dos puentes sobre el fronterizo río Paraná.

Asimismo, Brasil baraja la posibilidad de ofrecer créditos para el desarrollo de la industria paraguaya, pero el Gobierno de Lugo, hasta ahora, insiste en que el nudo que es necesario desatar es el del Tratado de Itaipú, el cual ha amenazado con denunciar ante tribunales internacionales.