Para los dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Valladolid que han declarado hoy, el acusado, Ismael V.S., sufre un trastorno esquizoide de la personalidad de poca intensidad, lo que implica dificultad en las relaciones interpersonales y tendencia al aislamiento pero "no quiere decir ni que esté loco ni que no sepa lo que hace".
Han señalado que el procesado actuó de manera "desproporcionada" respeto al padre, lo cual no quiere decir que no supiera que lo que hacía estaba mal, podía haber actuado de otra manera.
Los dos forenses han rechazado que el procesado padezca esquizofrenia simple, porque no presenta alucinaciones, ni alteraciones del 'yo', ni del curso del pensamiento.
Además han atribuido al consumo reiterado de hachís y marihuana la situación que vivió el encausado cuando intentó suicidarse en 2004 y dijo que había escuchado en la televisión que su sangre se iba a contaminar.
Han confirmado que el procesado "vivía aterrorizado por su padre" y había soportado humillaciones durante muchos años, aunque han insistido en que su capacidad de actuar está controlada, a la vez que han asegurado que, cuando se entrevistaron con él, se negó "completamente" a hablar con respecto a su hermana.
Sin embargo, el médico psiquiatra de la Seguridad Social que también ha comparecido hoy como perito en la vista oral y que trató al encausado hace años ha diagnosticado esquzofrenia simple al procesado, lo que afectaría a su imputabilidad, a su voluntad y su capacidad de conocer,con un terror insuperable hacia la figura del padre que le provocó una reacción ofensiva-defensiva.
Ha precisado que tampoco el acusado quiso hablar con él de la muerte de su hermana y ha apuntado que este tipo de esquizofrenia puede llevar a casos de crímenes sin sentido que a veces recaen en familiares.
El psiquiatra ha descrito entre los síntomas de quienes sufren esquizofrenia simple el significado distinto que adquieren las palabras en casos como el bien y el mal, el amor y el odio.
Se ha referido a un empobrecimiento del lenguaje, a la pérdida de interés y al aislamiento -el encausado estuvo unos tres años sin salir de su domicilio-, sin que haya situado esta circunstancia en un trastorno de la personalidad ya que, a su juicio, ésta se hubiera manifestado desde la infancia y, en el caso de la esquizofrenia, hay un antes y un después.
Ha mencionado que el acusado, cuando se entrevistaba con él, le decía que de repente "le cambiaba la letra sin que supiera porqué", y ha precisado que, ante la Policía y en el Juzgado, el acusado firmó con un seudónimo: Ismael Máximo España.
Ha situado en esta enfermedad la posibilidad de dar un nombre falso y ha desechado que pudiera corresponder al consumo de cannabis el episodio en el que el acusado dijo que algo malo iba a pasar con su sangre.
Los forenses han explicado hoy las heridas que sufrieron las dos víctimas aquel 26 de junio de 2007 en el domicilio que compartían y han dicho que en el caso del padre del acusado observaron hasta 29 huellas externas de violencia, producidas con una catana que se mostró en la vista oral.
Han concretado que la primera herida fue producida por un golpe que alcanzó la cabeza y fue asestado a gran velocidad cuando el padre subía las escaleras del inmueble; han dicho que después de este primer golpe "no necesariamente" la víctima tuvo que perder la consciencia, y han descrito heridas de defensa en la mano del agredido.
Han citado una herida incisopunzante que atravesó el pulmón y el corazón y que probablemente fue asestada cuando la víctima estaba boca abajo en el suelo "para rematar a la víctima aún con vida".
La hermana del procesado, hallada boca arriba tumbada en la cama de su habitación, sufrió quince heridas de un cuchillo de cocina y recibió la agresión "posiblemente cuando estaba desprevenida".
La muerte le sobrevino por una hemorragia aguda debida a las heridas de arma blanca que el agresor dirigió al corazón.
Está previsto que el juicio, con jurado popular, continúe mañana con la exposición de los informes finales de las partes.