Gordon Bajnai, nuevo primer ministro húngaro tras prosperar una moción de censura

AGENCIA EFE 14/04/2009 09:40

Hungría, que enfrenta una grave situación económica, añadió en marzo a sus problemas una crisis política cuando Gyurcsány anunció su intención de dimitir ante el desprestigio de su figura, gabinete y partido.

Su sustitución por el independiente Bajnai, hasta ahora ministro de Economía, surgió como una solución de consenso entre los gobernantes socialistas y la oposición liberal para dar un plazo al nuevo Gabinete -hasta las elecciones de 2010- para intentar rescatar la economía del país.

Bajnai ha propuesto un gabinete que incorpora a tecnócratas independientes en áreas como Economía y Finanzas, y cuyo principal reto será solucionar problemas como la debilidad de la moneda nacional y afrontar una deuda externa que supera el 70 por ciento del PIB.

El camino no será fácil y así lo advirtió antes de ser nombrado, al afirmar que él no busca la popularidad. Las reformas económicas -dijo- serán dolorosas y "necesitará sacrificios de todos los ciudadanos y todas las familias".

Pero el respaldo de su partido a unas medidas de choque que recorten gastos sociales será difícil, sobre todo a medida que se acerquen las elecciones y cuando los socialistas temen un fracaso en las urnas, advierten algunos analistas.

Según los sondeos, el partido en el gobierno recibiría ahora poco más del 10 por ciento de los votos, frente a más del 60 por ciento que obtendría Fidesz, la oposición conservadora. Los liberales, ni alcanzarían el 5 por ciento requerido para tener presencia parlamentaria.

Por eso, la dimisión de Gyurcsány y su sustitución por un hombre de su total confianza e incluso amigo personal es interpretada por los analistas como una estrategia de los socialistas para darse un respiro antes de las elecciones al tiempo que dan una imagen de renovación.

Pero Fidesz ya ha tachado de "ilegítima" la maniobra socialista para crear un Gobierno interino y exige la convocatoria de elecciones anticipadas. Precisamente bajo esa reivindicación se concentraron hoy unas 5.000 personas frente al Parlamento.

La protesta, en la que participaron grupos cercanos a la oposición conservadora, derivó en enfrentamientos de radicales de la organización filo fascista "Guardia Húngara" con la Policía en los que resultaron heridos varios agentes.

La popularidad de los socialistas comenzó a caer cuando, en septiembre de 2006, salió a la luz una grabación en la que Gyurcsány reconocía haber mentido sobre la situación económica del país para lograr mejores resultados electorales.

Ese momento de sinceridad desencadenó una ola de protestas contra el Gobierno que se saldaron con más de 200 heridos, en lo que se consideran los altercados más graves desde la caída de la dictadura comunista en 1989.

Gyurcsány, que había llegado a la vida política como un exitoso hombre de negocios, tuvo que enfrentar desde entonces un fuerte rechazo social y el continuo desprecio de la oposición conservadora, cuyos diputados abandonaban la sala cuando el jefe de Gobierno tomaba la palabra en el Parlamento.

El primer ministro saliente abandona también la Presidencia del Partido socialista, aunque mantendrá su acta de diputado.

Bajnai forma parte del Gobierno desde 2006, cuando fue nombrado director de la Oficina Nacional de Fomento, donde supervisaba la utilización de los fondos europeos.

Desde julio de 2007 fue ministro de Fomento, y en mayo de 2008 asumió la cartera de Economía.