Así consta en una sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, en la que se le exonera del delito de tentativa de asesinato. Sin embargo, se le impone la medida de seguridad de someterse a tratamiento en un centro psiquiátrico por espacio de diez años para tratarse la alteración psíquica que padece.
La procesada, mientras repostaba gasolina en una estación de servicio en la M-50, creyó que su novio y que las personas que se encontraban en la gasolinera eran miembros del grupo terrorista ETA, y con la intención de acabar con sus vidas disparó al menos en cuatro ocasiones su arma reglamentaria.
Uno de los disparos alcanzó a un hombre. En el juicio quedó probado que en el momento de los hechos la acusada sufrió un trastorno psicótico breve que dio lugar a delirios persecutorios con grave afectación y anulación de sus capacidades volitivas y cognitivas.