La infanta Cristina ya ha vuelto a su vida normal en Suiza. El día en que retoma su rutina en Ginebra regala a las cámaras su mejor sonrisa, la misma que esbozó a la puerta de los juzgados. Distinto es su rostro en la intimidad, como reflejan unas imágenes del programa de Ana Rosa que recogen su vuelo Palma-Madrid: en sus ojos se aprecia el cansancio de seis horas de declaración ante el juez. Aún así tiene ánimo para charlar con su escolta. Durante el vuelo Doña Cristina se levanta para ir al baño. No era el primer avión que tomaba ese día. A primera hora de la mañana se trasladaba de Barcelona a Palma. Cambiaba el café que le ofrecía la azafata, por un vaso de agua. La hija del Rey era la última en subir y la primera en bajar. Un vehículo la recogía directamente en la pista, para llevarla a los juzgados. Un complicadísimo fin de semana para la Infanta que terminaba el domingo en Ginebra, cuando se reunía con marido y sus hijos.