La primera ministra de Australia, en campaña para la reelección de los laboristas

AGENCIA EFE 16/08/2010 05:38

Gillard emprendió la campaña cinco días antes de la votación con un tono triunfalista y haciendo una versión del eslogan de Barack Obama "Sí, nosotros podemos", que pronunció durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008.

"Sí, nosotros podremos avanzar con confianza y optimismo", dijo la primera ministra a los varios cientos de seguidores del partido que acudieron al mitin celebrado en Brisbane, la ciudad natal de su antecesor Kevin Rudd.

Entre los asistentes se encontraba Rudd, a quien el pasado junio arrebató la jefatura del Ejecutivo y del partido de centro izquierda por medio de una revuelta interna, así como Bob Hawke, ex primer ministro de Australia desde 1983 hasta 1991.

La primera ministra centró gran parte de su intervención en citar las medidas adoptadas por el gobierno laborista para crear puestos de trabajo y revitalizar la economía, que se comprometió a mejorar con un superávit en el presupuesto estatal de 2013.

"Sí, vamos a mantener nuestra economía en crecimiento día tras día", señaló Gillard, la primera mujer que gobierna Australia.

Además de comprometerse a ampliar el abanico de prestaciones sociales, también Guillard aseguró que en el caso de que su partido renueve el mandato de tres años, el gobierno desarrollará el plan de dotar al 93 por ciento de los hogares de australianos de conexión internet por banda ancha de alta velocidad, que entre otras cosas, permitirá hacer consultas médicas virtuales.

Este proyecto de que se comenzó a hablar durante la etapa de Rudd como primer ministro, supondrá un desembolso de unos 43.000 millones de dólares australianos (38.000 millones de dólares estadounidenses, 29.694 millones de euros).

En su discurso de algo más de media hora, en el que no mencionó la presencia militar australiana en Afganistán ni hizo alusión a la política exterior, Gillard criticó a su rival del Partido Liberal y líder de la oposición conservadora, Tony Abbott.

Gillard dijo que el negativismo de Abbott era un riesgo para la economía, y que una supuesta victoria conservadora supondrá además de una subida de los impuestos corporativos, el desmantelamiento de los programas sociales desarrollados por los laboristas durante sus tres años de gestión de gobierno.

"El (Abbott) quiere aumentar los impuestos a la empresa, yo quiero bajarlos", señaló la primera ministra.

El Partido Laborista encabeza los sondeos de opinión sobre la intención de voto cuando que por delante menos de una semana para los comicios, que de vencerlos supondría el segundo mandato de tres años.

Según la encuesta realizada por Nielsen, los laboristas aventajan con un 53 por ciento de las preferencias a los conservadores de la alianza liberal, que tienen el 47 por ciento, aunque otro sondeo hecho por Newspoll, recorta la distancia en 4 puntos porcentuales.

Gillard ha afirmado que va a ser una pugna muy apretada y en la que va resultar difícil pronosticar un ganador antes de la votación.

Por su parte, Abbott se ha mostrado confiado en sus posibilidades de poder derrotar a un Gobierno que ha calificado de "incompetente" y "derrochador".

La Cámara Baja del Parlamento federal cuenta con 150 escaños, de los que los laboristas ocupan en esta legislatura 83, los conservadores 63 y los demás formaciones independientes.

Gillard, de 48 años, accedió a la jefatura del Gobierno en junio tras forzar una votación interna del laborismo cuando la popularidad de Rudd atravesaba su peor momento desde las elecciones celebradas en septiembre de 2007.