Dolores y sus ministras, un dolor de cabeza constante para Sánchez

telecinco.es 25/09/2018 14:18

Dolores Delgado está en el ojo del huracán. La ministra de Justicia sigue en el disparadero tras una sucesión de errores en cadena. El primero, negar haber tenido reuniones con Villarejo. Luego matizó que sí había tenido al menos tres encuentros en los que nunca habló con el comisario de asuntos relacionados con la Audiencia Nacional. El problema con Villarejo es que todo lo grababa. Y si en las primeras grabaciones se demostraba que la ministra no había sido del todo sincera, las últimas grabaciones la ponen contra las cuerdas por su posición ante la homosexualidad y el papel de la mujer. Ella dice que hay cortes y que han sido manipuladas, pero habrá más revelaciones. El Gobierno dice que es una ataque claro a las instituciones del Estado, mientras que ella dice estar tan indignada como enfadada.

Ahora, la segunda entrega de las grabaciones (y se esperan algunas más), muestran a una ministra calificando de maricón a su compañero de Consejo de Ministros, Grande-Marlaska, que hace tiempo reconoció su homosexualidad. La rectificación no ha sido mejor: no se refería al ahora ministro. La indignación entre los colectivos de gays y lesbianas ya le piden una disculpa pública. Y más. Reconoce que prefiere trabajar con tíos a con tías. La situación de la ministra, que va a ser reprobada, es complicada. Colea, y por eso será su reprobación, su postura inicial con Llarena, al que en principió no se mostró abierta a defender. En eso también hubo rectificación de la ministra, que acabó sucumbiendo ante la presión de jueces y fiscales. No es la única ministra que ha dado dolores de cabeza a Sánchez.

Reciente está el "no todos somos iguales" de la ex ministra de Sanidad, Carmen Montón, y su posterior dimisión ante los problemas de su máster. La justicia la sigue investigando al contrario que a Casado. Sánchez pasó de apoyarla por su excelente trabajo (cierto que lanzó importantes iniciativas), a aceptar su dimisión. A ella hay que sumar la polémica de la venta de armas a Arabia Saudí de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Primero dio la cara para dejar claro que este gobierno no les vendería las bombas para después, mirando los puestos de trabajo andaluces, destacar que sí lo harían porque estas eran inteligentes y no matarían yemeníes. No solo eso. La ministra de Trabajo vio cómo le metían un gol con el tema de la prostitución. Lo dicho, a Sánchez, Dolores le da muchos dolores de cabeza y su gobierno paritario también.