Neolengua, o cómo esconder los hechos con las palabras

FERNANDO MORALES 20/04/2012 10:30

La historia no es nueva. Ni le pertenece en exclusiva al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Todos han intentado 'colar' su mensaje de manera amigable. Y en época de crisis, los ejemplos se multiplican porque "el lenguaje hace política" y su manipulación adultera la realidad y cómo se percibe por la ciudadanía. Hablar de lenguaje es hacerlo de política. "Efectos colaterales" en la guerra de Irak; el "Eje del Mal" de George Bush; la "desaceleración", primero, y los "brotes verdes" económicos después, en 2010 el annus horribilis de José Luis Rodríguez Zapatero...

Ante palabras que van a ser recibidas negativamente,se juega con el "lenguaje políticamente correcto". Nacido para evitar un trato ofensivo a las minorías (ya sean políticas, culturales, étnicas…) se ha convertido, en palabras de Borja Puig de la Bellacasa, experto en comunicación y Consejero Delegado de Bassat Ogilvy Comunicación, "en una perversión del propio lenguaje, orientado, en esencia, a distorsionar la percepción de la realidad en pro de defender determinados intereses".

La sucesión de eufemismo y tecnicismos tiene un objetivo, aparentemente contradictorio para Puig de la Bellacasa, "se crean mensajes y códigos simplificados, más populares, más próximos, más atractivos, para ‘colocar’ entre el gran público productos no siempre fáciles de comprender". Y ahí da igual que se trate de una marca, un producto o una nueva decisión política que saben que no será bien recibida por los ciudadanos.

Decía Fernando Lázaro Carreter que las innovaciones en el lenguaje "siempre obedecen a una necesidad, sea o no necedad". De esa misma opinión es Rafael Rubio, quién asesoró a Mariano Rajoy y su gabinete en la gestión de las redes sociales durante la pasada campaña electoral y además fue el responsable de la comunicación digital de las Jornadas de la Juventud celebradas en Madrid durante el pasado verano. "Todos, a la hora de hablar, tratamos de presentar los hechos de la manera que nos sea más favorable… el que logre que la gente al hablar de un tema utilice las palabras elegidas parte con gran ventaja en cualquier debate político".

El catedrático universitario de Lengua Española jubilado, José Polo, cree que obedece a una "sistemática intención premeditada de desviar la atención" de los ciudadanos "que a los políticos no les interesan".

Copago o repago y los medios de comunicación

Rafael Rubio asegura que quién consigue "enmarcar" el debate, gana. El copago sanitario es un ejemplo. No significa lo mismo para unos que para otros.Los expertos lo ven como una batalla. Y no muy limpia, por cierto. Puig de la Bellacasa recuerda que "el poder nunca va a renunciar a una herramienta tan estratégica como es el lenguaje". Para este experto en comunicación, "la clase política está más cómoda con estos usos porque debe pensar que tiene mayor capacidad de manipulación de la población". Y culpa a los medios de comunicación como corresponsables por hacerle "el juego a los diferentes poderes que hacen uso de eufemismos continuamente, da igual que hablemos del poder político o del económico". De hecho, el papel debería de ser el contrario, “denunciar cada vez que un político hace uso de un eufemismo. Si habla del "copago" sanitario se debería aclarar a continuación que no es correcto decir copago, que habría que decir "repago".

Para el catedrático Polo los medios de comunicación también somos "cómplices". Entramos en el discurso oficial y esta palabra se ha establecido en la agenda de todo el mundo. Lo que para muchos expertos es un repago o un doble pago, la mayoría de las personas han asumido copago como la forma más natural de llamarlo. Es lo que Rubio, también profesor en la universidad Complutense de Madrid, denomina “el problema de oportunidad”, que con una buena estrategia y anticipación consigue vencer la batalla de la comunicación.

Aquí entran también los medios sociales. "Al ser el mundo de las redes sociales un mundo de conversaciones, aquellos que triunfan proponiendo términos para la discusión suelen jugar con mucha ventaja", explica Rubio.

¿Existe la neolengua en la actualidad?

Esta neolengua, usada por todos los poderes, consigue que los términos que eligen "por repetidos", se instalen en el imaginario colectivo como la forma correcta de acercarse a la actualidad, que suele tener tantos puntos de vista como posibles enfoques. Según Rafael Rubio, "muestran la fuerza de las palabras a la hora de enmarcar un tema político".

José Polo, habla de "cinismo social" en la forma de hablar de los políticos de ciertos temas, "que unida al desconocimiento del significado preciso de las palabras" hace un cóctel pernicioso para el lenguaje. Puig de la Bellacasa habla de "una manipulación de la realidad aduletarada por el lenguaje". Con una única intención, "que es lo que realmente importa al poder: lo que percibes". Un ejmplo de esta misma semana: los "cuatro cafés al mes" con los que el consejero de Salud de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz, ha comparado la reforma del sistema de pago de los medicamentos por parte de los pensionistas acordada esta semana en el Consejo Interterritorial del Sanidad. Orwell estaría contento.