El principal acusado niega su papel en la mafia georgiana: "Durante años se me llamó ladrón de ley sin serlo"

EUROPA PRESS 14/03/2016 15:10

Kakhaber Shushanashvili, uno de los principales líderes de un grupo mafioso georgiano desarticulado en la operación Java en 2010, ha negado que participara en las actividades delictivas por las que la Fiscalía pide 32 años y ocho meses de prisión. "Durante años se me llamó ladrón de ley sin serlo", ha respondido en el juicio que ha comenzado este lunes en la Audiencia Nacional, haciendo referencia a la expresión por la que se conoce a los cabecillas de este tipo de organizaciones criminales.

Con ayuda de una intérprete, Kakhaber Shushanashvili, alias 'Kakha', ha respondido sólo a las preguntas de su defensa, que al comienzo del juicio -que se retrasó tres horas sobre la hora prevista-- trató de impedir la vista aludiendo a la "incompetencia del tribunal". Las autoridades francesas autorizaron la extradición durante seis meses de Shushanashvili.

Kakhaber Shushanashvili, con gesto serio y tono bajo, ha respondido con un 'no' a la pregunta directa de si es miembro de alguna organización criminal. A partir de ahí, ha respondido brevemente a otra media docena de cuestiones y ha explicado que residía en España desde 2005 y que, con el dinero que ganaba por cauces legales, enviaba algunas remesas a su familia en Georgia.

En su escrito de acusación provisional, los fiscales José Grinda y Fernando Bermejo piden 32 años y ocho meses y una multa que supera los dos millones de euros para Kakhaber Shushanashvili, considerado máximo líder del grupo junto a su hermano Lasha, condenado a 14 años en Grecia. En total, el Ministerio Público reclama penas que superan los 180 años para los veinte acusados, de los que tres no han podido ser localizados para la vista de este lunes en la Audiencia Nacional.

Con la operación Java, liderada por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, se desmontó un entramado criminal que operaba tanto en España como en Francia, Italia, Suiza, Austria y Alemania. En diciembre de 2011, Kakhaber Shushanashvili rechazó ser extraditado a su país para ser juzgado por los delitos de asociación ilícita y extorsión, al considerar que la república exsoviética es "el paraíso de la persecución".

DECLARACIÓN DE OTROS PROCESADOS

Entre los procesados, a los que se relaciona con delitos por intento de homicidio, asociación ilícita, blanqueo de dinero, falsedad documental, falsificación de tarjetas de crédito y tenencia ilícita de armas, se encuentra Zviad Darsadze, considerado como 'contable' del grupo liderado por los hermanos Shushanashvili, quienes manejaban ingentes cantidades de dinero a través de una única caja, todo ello administrado por Juan Miquela, el único español que se halla entre los investigados.

Zviad Darsadze, detenido en 2010 en el País Vasco, ha reconocido que conoce desde la infancia a Kakhaber Shushanashvili por su condición de familiares - "su hijo mayor es padrino de mi hijo"--, negando no obstante su participación en actividades delictivas, más allá de sus trabajos en España en empresas agrarias o de almacenamiento. También ha dicho que participaba en apuestas de fútbol y ha dado detalles de su papel dentro de una mercantil que exportaba coches para su venta en Georgia, vehículos que, en cualquier caso, tenían "como máximo 1.700 euros de precio".

EMPRESA DE PAQUETERÍA Y UN LAVADERO

Kakhaber Shushanashvili, 'Kakha', "pese a no tener trabajo alguno", tenía a su disposición cuatro coches y otros negocios como un local de paquetería sito en Madrid y un local de lavado de coches en Badalona, todo ello administrado por Juan Miquela, que ha respondido a la Fiscalía limitando su relación con los otros procesados a su trabajo como "mediador de seguros".

Juan Miquela, para el que el Ministerio Público pide siete años y medio de prisión, ha explicado que conoció a 'Kakha' por la mediación de su suegra, que a su vez trataba a una mujer georgiana en una sociedad franciscana. "No conozco su vida personal", ha comentado al ser preguntado por cuestiones como su mediación en los movimientos de dinero de la red criminal o el uso compartido de coches de alta de gama.