Conforme al protocolo, el presidente del Gobierno se ha dirigido a la Asamblea General de Nacional Unidas y se ha definido como un “político feminista y este sin duda es el tiempo de las mujeres”. Tras recalcar que su Gobierno pretende "liderar desde el ejemplo" con un 60% de mujeres, Sánchez ha apostado por una "hoja de ruta global para erradicar todas las discriminaciones que todavía sufre la mujer, ya se llame violencia de género, trata de mujeres o mutilación genital".
Un feminista y firme defensor de la diversidad, del multilateralismo y de la migración legal y ha puesto en valor que la sociedad española no ha mirado a otro lado en este asunto. “Me siento orgulloso de una sociedad que no se ha dejado radicalizar al calor de un discurso xenófobo y basado en el miedo al diferente”, ha sentenciado.
Sánchez ha llamado a poner "la dignidad del ser humano en el centro de la acción política", porque sin dignidad y derechos humanos no hay paz ni desarrollo y ha dedicado tiempo a hablar de la migración y de su decisión de acoger el buque Aquarius como un "imperativo moral".
Eso sí, ha avisado de que "no hay atajos ni soluciones inmediatas" para afrontar las crisis migratorias y de refugiados. "Cuando la migración es segura, ordenada y regular es posible beneficiarse de sus efectos positivos. Frente a la imagen de países fortaleza, de narrativas excluyentes y xenófobas, reivindicamos las ideas de solidaridad, humanidad y respeto", ha añadido. También ha lamentado que, en las dos orillas del Atlántico, parece extenderse un "velo de amnesia colectiva" sobre el recuerdo de lo que son sus poblaciones: "pura diversidad".
Sin mencionar Cataluña, ha afirmado que ahora, ante desafíos globales “este tiempo no requiere de mensajes nacionalistas y excluyentes, es el momento de escuchar al otro y entender sus razones”.
Ha dicho que es España es una democracia plena y se mostrado orgulloso de ello.