El sexo se ha convertido en una de las poderosas armas que están utilizando los partidos en la campaña electoral catalana.
La rama juvenil del PSC ha difundido en la Red un vídeo en el se compara el votar a Montilla con tener un orgasmo.
"Votar es un placer" concluye el vídeo tras mostrar a una joven en un colegio electoral que tiene un orgasmo al introducir en la urna el sobre con su voto hacia José Montilla.
Así, los responsables han explicado que con el spot quieren "dar vitalidad" a la campaña y "ganar notoriedad" entre los votantes indecisos con un vídeo "divertido" y sin contenido político directo.
Por su parte, la que fuera diputada del PP, Montserrat Nebrera, ha publicado otro vídeo en el que la ropa interior y una música sugerente se funden con los gemidos de otra joven.
La grabación en sí muestra un recorrido por una casa con ropa de mujer por el suelo, cava, copas y camas desechas acompañado todo ello por unos intensos gritos de placer.
Al final del vídeo, aparece la candidata de Alternativa de Govern envuelta en una toalla diciendo "si quisiéramos montar un escándalo para salir en los medios de comunicación me habría quitado esta toalla. Pero en política no todo se vale".
Polémico videojuego
Pero la campaña electoral catalana no ha estado en el punto de mira sólo por los vídeos subidos de tono. Un videojuego lanzado por las Nuevas Generaciones del PP en el que se presentaba a su candidata, Alicia Sánchez Camacho, como la nueva Lara Croft también ha sido objeto de numerosas críticas.
El juego en concreto, denominado Rescate, presentaba a la líder del PPC como la heroína que lucha contra los problemas que, desde el punto de vista del PP, tienen los catalanes, como la inmigración ilegal y la independencia.
Así, a lomos de una gaviota apodada 'Pepe', Camacho lanza ideas en forma de bombilla contra todos los inconvenientes que se encuentra por el camino, frenando la inmigración ilegal, transformando un zeppelin con una 'estelada' en un globo con la bandera catalana y española, y descerrajando unos labios cerrados con cremallera para dar lugar a una lengua con la 'senyera' y la bandera española. EPF