Que 17 años sea mucho o poco tiempo depende de a quién se le pregunte. Para Valentín Lasarte ha sido una larga espera hasta conseguir este paseo por Losada, permiso de tres días en Navarra, fuera de Euskadi, según establece la resolución de la Audiencia Nacional, para no herir el sentimiento de sus víctimas. El paréntesis de libertad le exige estar localizado en un lugar fijo y firmar en este cuartelillo de la Guardia Civil cada día. Hasta él ha llegado hoy junto a su mujer y su bebé en parada obligada del paseo del etarra arrepentido. Los mismos 17 años cambian cuando no son una espera sino una brecha en el tiempo, la que abrieron los siete asesinatos del etarra. En algunos el gatillo lo apretaba su amigo del Comando Donosti, Txapote, mientras él esperaba, como en el de Gregorio Ordóñez o el del abogado Fernando Múgica. Y en otros la pistola la usó él. Lo hizo cuando asesinó al empresario José Manuel Olarte y cuando ejecutó al policía Enrique Nieto. El lunes, Valentín Lasarte retomará en la cárcel de Álava sus más de 370 años de condena.