La paciente de 66 años, Zdenka Kopeckova, se quejaba repetidamente de un agudo dolor abdominal tras haber sido sometida a una operación ginecológica en un hospital en la localidad checa de Ivancice.
"Digo que nadie me ayuda y no puedo vivir así hasta el final de mi vida. Conseguiré pastillas, me tomaré un trago de alcohol y me ahorcaré", dijo Kopeckova después de que se conociera que tenía dentro de su cuerpo el instrumento quirúrgico.
Ahora, Kopeckova reclama una indemnización por el error, ya que asegura que en un primer momento el personal médico trató de encubrirlo al decir que no había nada que pudieran hacer excepto recetarle analgésicos.
"Le dije al cirujano que si no sintiera dolor no me estaría quejando. No soy hipocondriaca", declaró la mujer, agregando que había solicitado someterse a Rayos-X, pero que se lo desaconsejaron.