El entrenador del Sestao River, agredido por un aficionado tras un partido de juveniles: "Anímicamente me vine abajo"

  • Marcelo Ocampo recibió un golpe en la cara que le dejó semiinconciente en el campo

  • Recuerda que el agresor era joven y que otro aficionado les espetó "tú te lo has buscado"

  • Anímicamente "me vine abajo" pero estas agresiones en el fútbol base "no pueden seguir pasando ni salir gratis"

Cuando el técnico del Sestao River, Marcelo Ocampo, asistió este pasado fin de semana al encuentro del fútbol juvenil entre el Portu C y el Sestao River B en Portugalete (Bizkaia), no imaginaba que acabaría semiinconsciente en el suelo tras ser agredido por un aficionado. Este tipo de violencia "solo la había visto yo por la tele".

El agresor primero amenazó al árbitro del partido para más tarde, propinarle un tremendo golpe en la cara al entrenador del ‘River’ que le ha dejado varias contusiones. Lo peor es que anímicamente “me vine abajo”. "Si a un chaval joven le dan el tortazo que me han dado a mí se le quitan las ganas de seguir entrando y son el futuro", denuncia.

Hoy, tres días después de lo ocurrido, y algo más tranquilo Ocampo habla con Informativos Telecinco. Todavía no da crédito a lo que ha vivido: “No me ha pasado jamás en la vida, en los 25 años que llevo entrenando”, pero advierte que va a seguir con su labor porque “me he sentido muy querido por los jugadores y por el club”.

"Solo había visto este tipo de agresiones en la tele"

El Sestao River Club no tardó en publicar a través de sus redes sociales una denuncia expresa de la agresión y advertía que "llegaran hasta el final para erradicar la violencia en el deporte".

Ocampo recuerda perfectamente el momento del ataque porque ocurrió cuando a punto estaba de abandonar el campo. "Tenía las dos manos ocupadas, con el botiquín y mi carpeta", rememora. En ese instante, hubo una invasión del terreno de juego por parte de algunos aficionados y un individuo se le acercó y le golpeó en la cara “con el puño cerrado e imagino que llevaba algo dentro de la mano porque noté algo metálico”.

El técnico reconoce que “no se esperaba que pudiera ocurrirle algo así” y por tanto no pudo defenderse. El agresor era joven y salió corriendo. A pesar de que, a partir de ahí, sus recuerdos se nublan, Ocampo aún tuvo tiempo de escuchar como otro aficionado le espetaba que él se lo había buscado.

Los episodios de violencia en las categorías inferiores del fútbol se suceden y la víctima de esta última agresión se niega a normalizarlos. "Esto es un problema de educación", zanja. Por eso, no piensa quedarse callado y va a denunciar. “No puede salir gratis este tipo de agresiones” que, hasta el pasado sábado "yo solo había visto por la tele". No habla de miedo, pero admite que "hasta ahora nunca he tenido que mirar a mi espalda, pero lamentablemente tras lo ocurrido, estaré ojo avizor".