Todo comenzó cuando la madre de Kumbali le dejó de amamantar a él y a sus dos hermanitos. Esto provocó que Kumbali empezase a perder peso y que el zoo tomase medidas y le separase de su familia. Los cuidadores empezaron a darle de comer a través de un biberón y poco a poco, Kumbali recobró las fuerzas.
Fue entonces cuando conoció a Kago, un perro labrador que había sido rescatado por los cuidadores hacia unas 10 semanas. Las primeros momentos de convivencia fueron extraños, pero ambos animales fueron cogiendo confianza el uno en el otro y comenzó esta bonita amistad.