Los hijos de la reagrupación familiar

PILAR BERNAL/SUSANA COLLANTES 10/03/2009 18:37

Estudia en un instituto de un barrio de Madrid donde el 80% de sus compañeros de clase son, como él, inmigrantes. Él dice no sentirse español pese a que ha pasado aquí toda su vida: "yo soy de Marruecos".Antes si me sentía bien cuando era más pequeño pero ahora no. Los profesores no se portan bien con nosotros. Se hacen una imagen de ti porque eres inmigrante y no hay quien la cambie".

Su amigo Hachen tiene dieciséis y nació en España. Su marcado acento madrileño delata que sólo conoce Marruecos en vacaciones dice que les cuesta saber de dónde son realmente: "Cuando estás allí en Marruecos te dicen 'qué pasa eres un español de mierda, cuando estás aquí te llaman moro de mierda' ¿qué somos?. Sociedad aclárate". Pero la sociedad no se aclara porque no termina de integrarlos.

Un estudio elaborado por la Universidad Pontifica de Comillas y las universidades norteamericanas de Princeton y Clemson revela que el 65% de los chavales, hijos de inmigrantes entre doce y diecisiete años, no se siente español. Una de las investigadoras, la catedrática de Sociología Rosa Aparicio, asegura que no es grave teniendo en cuenta los problemas de identidad nacional que existen en España: "una persona puede tener multiplicidad de identidades y no sentirse mal por ello. Esto en Estados Unidos no ocurre. Todos tienen el sueño de ser norteamericano pero en Europa es distinto". Sólo el 23% de los niños encuestados en la comunidad de Madrid cree que llegará efectivamente a la Universidad aunque el 50% lo desearía. Giovanna es ecuatoriana y lleva diez años en España, aún le quedan dos años para terminar el instituto pero espera llegar a estudiar una carrera.

Lo mismo que Salvador, que procede de Guinea Ecuatorial y que cree que volverá a trabajar a su país cuando concluya sus estudios. Silvestre, boliviano, cree sin embargo que no se moverá de España, ya sólo se ve en el país de sus padres de vacaciones.

Muchos de los chicos estudian en colegios donde la mayoría del alumnado es extranjero y eso dificulta aún más la integración. Los conflictos con los profesores son constantes.

A Mohamed le acaban de expulsar dos semanas, es su tercera expulsión desde que empezó el curso y cree que esta vez su padre lo echa de casa: "Esta vez no me lo merezco. La profe me acusó de haber sacado una navaja en clase pero era mentira. Lo único que pasó fue que me encontró un cortaúñas con navaja en la mochila, tuve mala suerte".

Explica que antes de Navidad le echaron todo un mes por haber amenazado a varios profesores: "me empezaron a atacar y yo les dije que les iba a quemar el coche y que les iba a buscar fuera. No sé el porqué se lo creyeron, era una broma, pero llamaron a la policía y me expulsaron. Me siento muy mal porque mi padre está trabajando sin parar para darme un futuro y yo no paro de liarla".

Conforman la primera generación de hijos de inmigrantes, los pequeños de la reagrupación familiar que se han convertido en adolescentes. La integración que se lleve a cabo con ellos determinará los problemas o los éxitos de mañana.

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