Lo más importante de la vida es no haber muerto

MUNDOTORO 12/05/2009 05:30

Hace un año la novillada de un señor que es panadero (espero que industrial y que lo sea por muchos años) echó una novillada muy buena. La de este año ha sido menor. Bonita y astifina, pero sin llegar al aprobado, mansurrona y muy aquerenciada. El jabonero segundo, torito de condición cristalina, suelto de capotes y peto, indicador de querencias, le echó mano a Gimeno Mora. Fue tal que así: el novillo a la espera en querencia, primera o segunda raya. Tras el embroque, al banderillero no le dio tiempo ni a decir Amén. Arreó hacia adentro, apretando de manso. Lo prendió por la barriga, lo pasó de un pitón a otro y el suelo le tiró mil cornadas. Puede que alguna menos, pero muchas. Una cogida de este tipo suele marcar la tarde. Impregnarla de un halo espeso de drama. Otra tarde será, pues a los pocos segundos el gentío de boleto prestado andaba a lo suyo, que no es otra cosa que curiosear a la espera de una oportunidad para dar palmas. Porque les han dicho que el toros, o se grita, o se dan palmas.

Este mismo gentío de sensibilidad adormecida por la curiosidad del primerizo, montó la de Dios es Cristo a un picador que abandonaba la plaza montado en un caballo que cojeaba. Animalito. Sinvergüenza. Animal (a él, no al jaco) y no pararon hasta que el de la mona echó pie a tierra harto de tanta mención a su señora madre. Madrid no mata ya, ni falta que hace que mate pues como un día me dijo Don Curro Romero a propósito de su espada: "matar... a mi que no me gusta esa palabra, es fea ¿no?". No mata, pero duele. Por ejemplo José Manuel Más salió algo dolido de este Madrid que lesiona cuando uno está fino del todo. Dolido Tendero porque una reacción de los de la Ribera de Curtidores le gritaron que abreviara cuando mejor estaba con el quinto y dolido Javier Cortés porque se llevó de las bolitas de papel un novillo mansurrón, vivo y de nervio difícil y otro sin fuerza alguna.

La actitud de Tendero

De la terna, Tendero. Por actitud y por su forma de demostrarla, presto en quites (también Más) y con una fibra de demostrar querer. El jabonero de la cogida no era un binladen. Si un novillo manso, de embestida fuerte al que toreó mejor cuando lo hizo en paralelo a las tablas que citando en perpendicular. Buen inicio por abajo, con mando y poder y buenas tandas cuando acertó en la distancia. Toreado en corto o "amontonado", el novillo convertía su mansedumbre en defensa rebrincada.

Y mejor estuvo en el quinto, en donde hago un alto en la merienda cena (una señora en edad de tejer sacó un kigüi partido a la mitad y se lo comió con una cuchara como mientras ve el tiempo en la tele) para peguntarme la razón sin duda esotérica de la orden del palco para un tercer puyazo. Hizo un gesto el señor presidente cuando lo colocaron cerca del peto, defraudado porque lo quería ver de largo. Pues el novillo, de poco fondo, aquerenciado en los adentros, fue de cite muy en corto y muy provocado. Mucho. Sin inercia alguna, para ponerse cerca, citar provocando y tirar de él. Tuvo la faena buen inicio, dos tandas meritorias y un desacople (en paralelo a tablas se torea mejor que en perpendicular) para remontar en otra con fe y valor. La fe que no tuvo el público, pasando a la pita y a la orden de voces descompuestas que le mandaron abreviar. Bien el toreo y mal con la espada en los dos.

Mas compuso una arrebato son dos tandas con la derecha al suave y noble primero y una tanda con la zurda muy buena. Lo hizo dejando llegar al novillo en la larga distancia y luego achicó los espacios para estar más amontonado, justo antes de que se rajara el de Montealto. El cuarto apretó para adentro en varas y fue animal de ir y venir manso. Un castaño fino y de nervio, ágil y difícil, puso en apuros la entrega nobel de Javier Cortés y el sexto, muy endeble y flojo, no le dejó remontar. A todo esto, las dos rubias de edad imprecisa se fueron al arrastre del quinto. Habían quedado con el hombre anuncio de los gin tonic. Fijo.

Plaza de Las Ventas. Más de tres cuartos. Novillos de Montealto, de juego variado. En el arrastre recibieron respectivamente ovación, leve división, silencio, silencio, ovación y silencio. José Manuel Mas, silencio y silencio tras aviso; Miguel Tendero, ovación tras aviso y silencio tras aviso; Javier Cortés, aplausos y silencio.

LOTOCINCO: LA LOTERÍA COMO NUNCA LA HAS VISTO