20 años de Perejil: Un recuerdo inoportuno para la “nueva etapa” hispano-marroquí

  • La efeméride de la crisis en el islote pasa completamente desapercibida en Marruecos en un momento en que se subraya la mejoría de las relaciones con España

  • Veinte años después las fronteras de Ceuta y Melilla siguen sufriendo la presión migratoria y las plazas de soberanía españolas en el norte de África –los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas y las islas Chafarinas- permanecen en una cierta indefinición jurídica y casi olvidados para muchos ciudadanos

Más que desapercibida ha pasado la efeméride del vigésimo aniversario de la crisis de Perejil en Marruecos. Ningún medio ha recordado con algo de detalle en las últimas semanas la crisis diplomática desatada a raíz de la ocupación y desalojo por parte de militares marroquíes del islote situado junto a la costa norteafricana al que se conoce como Leila en árabe y Tura en bereber. Sólo hay alguna mención de pasada en medios arabófonos como el digital Yabiladi, que aseguraba que “la derecha aprovecha la memoria de Perejil para criticar el ‘abandono’ del Sáhara por parte de Pedro Sánchez”.

En la prensa francófona marroquí la cuestión es inexistente, salvo un detallado artículo no de este año, sino de mayo de 2021, del digital Le Desk –uno de los más críticos con el establishment político marroquí- titulado ‘La trastienda de un desastre’. Firmado por su director, Ali Amar, da cuenta de la cronología de los hechos durante los nueve días que duró la crisis del islote situado a 250 metros de la costa de Marruecos y a tres kilómetros y medio del territorio de la ciudad autónoma española de Ceuta.

Parece claro que la prensa local, a menudo correa de transmisión de las posiciones diplomáticas oficiales, no quiere que la efeméride de la mayor crisis bilateral en décadas se interponga en el camino de la normalización de relaciones entre Marruecos y España, sellada con la carta que Pedro Sánchez envió a Mohamed VI hace tres meses, al margen de que, por razones obvias, el episodio no despierte buenos recuerdos ni especial interés entre la actual opinión pública marroquí.

Atrás quedaron los meses en que las autoridades españolas, con la ex ministra de Exteriores Arancha González Laya y el propio Sánchez a la cabeza, eran señalados en la prensa marroquí por su hostilidad y deslealtad a Marruecos. Entonces sí, la última crisis bilateral se comparó a menudo en los medios con la que se produjo hace 20 años a propósito del islote calcáreo del Estrecho.

Evocar Perejil es, en fin, referirse a una administración, la del PP, partid que acabó siendo demonizado. Hoy los medios se cuidan de mezclar al Gobierno de Pedro Sánchez, con el que aún se vive un idilio –al menos oficialmente-, con la crisis del islote. Conscientes de la posibilidad de que Sánchez no revalide el puesto el año que viene, en Marruecos se aguarda con expectación cuál será la posición del actual líder popular Alberto Núñez Feijóo respecto a la cuestión del Sáhara Occidental, la más capital de todas para Rabat.

20 años después, el foco está en Ceuta y Melilla

Transcurridas dos décadas, la defensa de la integridad territorial en el norte de África sigue siendo una cuestión problemática para los gobiernos españoles. A pesar de la normalización de relaciones con Rabat, el acuerdo firmado con Marruecos el pasado 7 de abril no incluye una mención expresa al respeto a la soberanía española de Ceuta y Melilla.

En mayo de 2021 la entrada de diez millares de personas desde Marruecos en apenas 48 horas fue un claro aviso de la vulnerabilidad de la frontera del Tarajal. Más recientemente, en junio de este año, después de varias registradas en los últimos meses, la tentativa de entrada en Melilla de más de 1.500 jóvenes subsaharianos fue calificada por el presidente Sánchez como un “ataque a la integridad territorial”. Una tentativa que acabó en tragedia: 23 migrantes muertos según las autoridades marroquíes.

Para el presidente del Observatorio de Ceuta y Melilla –un organismo dependiente del think tank Instituto de Seguridad y Cultura-, Carlos Echeverría, las circunstancias del momento son distintas a las de Perejil pero “estamos en las mismas”. “Entonces y hoy seguimos teniendo un vecino que sigue cuestionando la soberanía de los territorios españoles y continúa con iniciativas y herramientas de presión”, asevera en conversación con NIUS.

A juicio de Echeverría, “España debería desarrollar una política exterior y bilateral más exigente y rigurosa en relación con Marruecos”. En relación a la crisis de Perejil, para Echeverría, “veinte años después seguimos interpretando que aquello fue una acción marroquí de tanteo a España, para explorar cómo reaccionaba en relación a los territorios españoles en el norte de África”. “Fue una provocación y les salió mal”, apostilla a NIUS.

Recientemente, en su blog, el general Rafael Dávila, que hace 20 años se encontraba al frente de la Brigada de la Legión, afirmaba que “con Sánchez, Perejil hubiese sido una humillación más y el paso inicial para quedarnos sin nuestras ciudades, islas y peñones del sur”.

Entretanto, desconocidos para muchos ciudadanos, el resto de territorios españoles en el norte de África –los peñones de Vélez de la Gomera y el archipiélago de Alhucemas, además de las islas Chafarinas- permanecen en una cierta indefinición jurídica.

Para el presidente del Observatorio de Ceuta y Melilla –la entidad que ha publicado varios informes sobre las fragilidades de los territorios españoles con propuestas prácticas para corregirlas-, “hay un paquete completo: dos ciudades autónomas que son fronteras exteriores de la UE y una serie de territorios perfectamente incardinados en la soberanía nacional y los intereses europeos”. “Asumiendo que las plazas de soberanía han sido territorios desconocidos para una parte importante de los españoles, nunca es tarde; estamos a tiempo de darle visibilidad, también la jurídica, tanto a nivel nacional como comunitario, en un momento delicado, pues Marruecos ha demostrado en los dos últimos años su voluntad de avanzar en derechos territoriales”, insta Carlos Echeverría a este medio.

El recuerdo en Marruecos: “Fue desmesurado”

Al otro lado del Estrecho, el recuerdo de lo sucedido en Perejil, percibido como humillante desde Marruecos, trasluce hoy que las heridas no se han cerrado del todo. La demostración de fuerza española sigue doliendo. “Lo ocurrido en perejil aquel verano de 2002 fue innecesario”, afirma a NIUS Nabil Driouch, uno de los periodistas que en Marruecos más ha investigado las relaciones hispano-marroquíes en las últimas décadas.

“Sin embargo, no se puede entender aquel acontecimiento sin ponerlo en contexto; los dos países vivían una crisis política y diplomática anunciada desde 2001 por el rechazo de Marruecos a renovar los Acuerdos de pesca con la UE y la ausencia del embajador marroquí desde finales de octubre de 2001, lo que ponía nervioso a Aznar. Además, había acusaciones mutuas por la cuestión de la migración ilegal, que estaba viviendo un momento álgido. Por lo cual, la crisis necesitaba de un poco de perejil”, ironiza el también asesor diplomático. Driouch publicó en español en 2021 el ensayo La vecindad cautelosa. Las relaciones hispano-marroquíes desde el fallecimiento de Hassan II hasta la abdicación de Juan Carlos I, una parte relevante del cual se dedica a la crisis de Perejil y sus consecuencias.

No como informador, sino como ministro plenipotenciario en la Embajada de Marruecos en España vivió los meses previos a la crisis de Perejil Jamal Eddine Mechbal. “Fue lamentable y desmesurado todo, nunca debió producirse”, confiesa a NIUS. Mechbal recuerda que la ocupación de la roca por parte de gendarmes e infantes de marina marroquíes se justificó por la existencia de contrabandistas y la emigración clandestina. “Poco antes hubo un intento de atacar a barcos estadounidenses que atraviesan el Estrecho por parte de islamistas radicales y para evitarlo, con el puerto de TangerMed en plena construcción, desde Marruecos se pensó en instalar un puesto de vigilancia. Tan sencillo como eso”.

Pese a todo, desde Marruecos los especialistas aseguran que el episodio de Perejil es agua pasada y confían con sinceridad en que las relaciones bilaterales entren de lleno en una fase beneficiosa para ambas partes. El diplomático Mechbal recuerda cómo “Marruecos pasó página rápidamente” de la crisis, y, en el mismo sentido, el hispanista y politólogo Samir Bennis evoca a NIUS cómo, a pesar de lo agudo de la crisis de Perejil, los dos países recuperaron pronto los niveles de cooperación y mantuvieron sus vínculos económicos intactos, lo que demuestra la “resiliencia y la madurez de las relaciones entre España y Marruecos, así como la importancia de Marruecos para España”. “Creo que Marruecos y España han sabido superar con rapidez ese mal recuerdo porque lo que nos une es más de lo que nos separa”, concluye, por su parte, Driouch.

La gran preocupación, en fin, para Rabat es consolidar definitivamente su posición en el conflicto del Sáhara, y a ello se supedita cualquier otra reclamación, aunque nadie oculta al sur de Tarifa que Marruecos nunca renunciará a los territorios soberanos españoles en el norte de África. Veinte años después de la mayor crisis bilateral en década y en un momento de buena sintonía con el Gobierno de Sánchez, la reivindicación marroquí de Ceuta y Melilla, por descontado la de las plazas de soberanía española en el norte de África, seguirá esperando. En una cosa coinciden todos a ambos lados del Estrecho: muy pocos en un país u otro serían hoy aún capaces de poner Perejil en el mapa.