La “relación especial” de Isabel II con África, donde todo empezó

  • El largo reinado de Isabel II, fallecida este jueves a los 96 años, había comenzado el 6 de febrero de 1952 en el corazón de un parque nacional en Kenia, donde los entonces príncipes herederos al trono británico se encontraban en el inicio de una gira por la Commonwealth

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“Declaro ante todos vosotros que mi vida entera, sea larga o corta, será dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la cual todos pertenecemos”. Las palabras de la joven princesa Isabel, pronunciadas ante los micrófonos de la radio con motivo de su vigésimo primer cumpleaños, el 21 de abril de 1947, resuenan estos días como una de las declaraciones públicas más simbólicas y poderosas de toda su larga vida. El propio Carlos III, en su primer discurso público como rey este viernes, hizo mención a las palabras que abren este texto. No casualmente, fueron pronunciadas en Ciudad del Cabo, la capital sudafricana, entonces parte del Imperio británico y posteriormente –y hasta hoy- de la Commonwealth. La joven Isabel acompañaba a sus padres y hermana en una visita al país.

Sudáfrica, el conjunto del continente, al que la reina dijo llevar siempre en el corazón, fue un espacio geográfico y simbólico clave en la larga vida de Isabel II. La soberana tuvo ocasión de visitar más de 20 países africanos. Una vez le aseguró a Nelson Mandela, con quien la reina tuvo una estrecha relación, que ella conocía el continente mejor que “casi nadie”. La reina fue testigo de la desintegración del Imperio –la palabra ya no estuvo presente en el juramento de su Coronación, el 2 de junio de 1953- y las independencias africanas: un total de 14 colonias británicas africanas se convirtieron en Estados soberanos durante estos 70 años, empezando por Ghana en 1957 (en 1961 la reina llegó a bailar con su presidente y líder panafricanista Kwame Nkrumah).

Menos de cinco años después del discurso de Ciudad del Cabo, de nuevo África, esta vez Kenia, se convierte en un escenario fundamental en la vida de la futura reina Isabel II. Allí comenzará su largo reinado. La princesa se encontraba en Kenia junto a su marido, el príncipe Felipe, en el inicio de una gira que debió durar meses –y que no alcanzó la semana- cuando este le comunica el fallecimiento de su padre, el rey Jorge VI.

Isabel había pasado, cuentan las crónicas, una estupenda jornada filmando animales en medio de un safari en el parque nacional Aberdare junto al duque de Edimburgo. Estaban alojados en el ya desparecido hotel Treetops. Isabel y Felipe llevaban cinco años casados, y el actual rey Carlos III y su hermana Ana ya estaban en este mundo.

“Sin duda ocurrió cuando se encontraba en lo más alto de una higuera africana, lo que vincula románticamente el momento con el vivido por Isabel I, quien en 1558, sentada junto a un roble en Hatfield House [condado inglés de Hertfordshire], supo e la muerte de su hermana, la reina María, lo que significaba que se convertía en monarca también a los 25 años”, relató en su día su biógrafa, Sally Bedell Smith.

En ese momento, la joven Isabel, de 25 años, se convertía en reina de las naciones constituyentes del Reino Unido y la Commonwealth. “Es un día del que, incluso habiendo pasado 70 años, siempre me acuerdo tanto por la muerte de mi padre, el rey Jorge VI, como por el comienzo de mi reinado”, admitiría la reina en febrero de este año.

Sudáfrica y su enfrentamiento con Thatcher

Uno de los pocos choques directos de la reina con sus primeros ministros –un total de 15, desde Winston Churchill hasta Liz Truss, en estos más de 70 años- se produjo a mediados de la década de los ochenta, cuando Isabel II y Margaret Thatcher se enfrentaron –su relación vivió otros momentos de tensión- a propósito del régimen del apartheid en Sudáfrica: la primera ministra conservadora estaba en contra de las sanciones económicas al régimen racista y la reina, a favor. 

En 1995, un año después del fin del apartheid y de la llegada de Mandela a la presidencia, la reina visitó Sudáfrica, y tuvo un sentido reconocimiento colectivo hacia el país: “Os habéis convertido en una sola nación cuyo espíritu de reconciliación es un ejemplo que ilumina al mundo, y yo he vuelto para ver por mí misma lo que es casi un milagro”.

En las horas posteriores al deceso de la reina, la Fundación Nelson Mandela ha recordado cómo Isabel II y el líder sudafricano “hablaban a menudo por teléfono, llamándose por su nombre de pila como signo de respeto y afecto mutuo”. Según recogía la BBC, Mandela tuvo incluso un apodo para Isabel II, ‘Motlalepula’, que significa literalmente “llegada con la lluvia”. La razón: la citada visita a Sudáfrica en 1995 durante su presidencia coincidió con la mejor estación de lluvias en mucho tiempo.

Condolencias desde el continente

Desde Sudáfrica, el alcalde de Ciudad del Cabo destacó ayer los vínculos de la reina con la ciudad: “Por supuesto, recordamos la relación especial de la reina con Ciudad del Cabo. Aquí celebró en 1947 su vigésimo primer aniversario e hizo si no el más famoso, uno de sus más famosos y recordados discursos”. Desde Nigeria, la mayor de las ex colonias británicas en África, su presidente, Muhammadu Buhari, aseguraba en las horas posteriores al fallecimiento de la soberana, que “la historia de la Nigeria moderna nunca estará completa sin un capítulo dedicado a la reina Isabel II, una enorme figura global y líder destacado. Dedicó su vida a que su nación, la Commonwealth y el mundo entero fueran lugares mejores”.

El presidente electo de Kenia, donde, como queda dicho, comenzó su reinado, William Ruto, definió como “admirable” el “liderazgo” de la reina sobre la Commonwealth. “Dirigió la evolución de la institución hasta [convertirse en] un foro para el compromiso multilateral cuyo potencial para lograr cambios socioeconómicos profundos sigue siendo incontestable”. Su predecesor, Uhru Kenyatta, describió a la reina como “un gigantesco icono de servicio a la humanidad y una figura clave no solo del Reino Unido y de la Commonwealth, de la que Kenia es un miembro distinguido, sino del mundo entero”. Por su parte, el presidente de Gabón Ali Bongo aseveraba que “la reina Isabel II fue una gran amiga de África y África fue afectiva con ella”.

A pesar de su impulso continuado a la Commonwealth, de la que forman parte 21 naciones africanas, no todos en el continente celebran el reinado de Isabel II. Con independencia de los mensajes de pesar enviados a la Familia Real por los principales jefes de Estado del continente, no pocos sectores en los distintos países africanos recordaban en las últimas horas que la colonización británica –y el sufrimiento de millones de personas aparejado a ella- se hizo en nombre de la monarquía.

Sea como fuere, Isabel II es ya historia, y su largo reinado comenzó de manera inesperada en los bosques de Kenia. “Les hablo hoy a seis mil millas del país donde nací. Pero no estoy con toda certeza a seis mil millas de casa. Cada vez que he viajado a estas bellas tierras de Sudáfrica y Rodesia mis padres, mi hermana y yo hemos llegado hasta el corazón de sus gentes y nos hemos sentido tan en casa como si hubiéramos pasado aquí toda nuestra vida”, añadía la joven princesa Isabel en su histórico discurso sudafricano.