El pasado 26 de septiembre, Jordania tumbó dos drones cargados con metanfetamina que procedían de Siria. Es un suceso recurrente: este último país se ha convertido en un gran punto de producción y distribución de esta droga, aprovechándose de la situación de guerra civil que comenzó en 2011 y que nunca llega a acabar. La droga es posteriormente exportada a Irak, Líbano, Jordania y Turquía; países vecinos.
Anteriormente, en marzo, en la región desértica de Anbar, las autoridades de Irak incautaron al menos tres millones de pastillas escondidas en cajas para transportar manzanas, tras el anuncio de Arabia Saudí de la incautación de otros ocho millones de lotes.
El captagón se ha vuelto una de las drogas más populares en Oriente Próximo y su producción está ligada al Estado Islámico. A día de hoy, se estima que el 80% de la producción mundial de esta droga se da en Siria: entre 2020 y 2022 se incautaron mil millones de pastillas de captagón, según informa el Observatorio de Redes Políticas y Económicas.
Esta droga sintética también se conoce como fenetilina, y se trata de un compuesto químico entre la anfetamina y la teofilina. Representa actualmente un mercado de unos 6.000 millones de dólares o incluso diez veces más, según afirman las autoridades estadounidenses y británicas.
Hablamos de un comercio que es hasta tres veces más grande que el de todos los cárteles mexicanos de la droga, según señala un estudio del Newlines Institute for Policy and Strategy. "Se ha convertido en la principal fuente de ingresos para el gobierno sirio", afirma la investigadora Caroline Rose.
Recibe el nombre de la 'droga de los yihadistas' por el uso que le dan los combatientes en la Guerra civil de Siria, según señala 20minutos.es. Los efectos de la fenetilina se caracterizan por euforia, desrealización, despersonalización autopsíquica y somatopsíquica, alucinaciones, agitación y disminución de la percepción del dolor, por lo que se la conoce también como la "pastilla mágica".