En Filadelfia, Obama es para los demócratas, simplemente "Magnífico"

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 12/10/2007 00:00

Obama, que participó hoy en cuatro actos electorales en Filadelfia, no fue el único que hizo campaña en Pensilvania. Unos kilómetros más al noreste, Sarah Palin, la candidata republicana a la vicepresidencia, se concentraba en la parte más conservadora del estado y esta noche abrirá en Filadelfia un partido de hockey.

Obama empezó la mañana agradeciendo a John McCain que le defendiera como "un hombre de bien" después de que una republicana en un acto en Minesota describiera al candidato demócrata como "un árabe", y añadiera que "no se podía fiar de él".

El candidato demócrata agradeció esa defensa y dijo: "podemos estar en desacuerdo, pero todavía nos podemos respetar mutuamente".

La presencia de Obama en Filadelfia paralizó la principal ciudad de Pensilvania, que se convirtió en una sucesión de calles cortadas y colas de horas para acceder a los recintos donde habló.

La movilización fue especialmente conmovedora en el último acto, en la confluencia de la calle 52 y Locust, en pleno corazón de la Filadelfia negra.

Allí, "Roosevelt", un afroamericano de 70 años, aseguró, casi con lágrimas en los ojos, que había sentido "una emoción parecida" a la que tuvo el único día en su vida que vio al reverendo Martin Luther King, líder de los derechos civiles.

Hoy, muchos -miles- no llegaron a ver a Obama, ni tan siquiera a oirlo. Louise, una mujer corpulenta que trabaja en un hospital de la ciudad, fue una de ellas. Ni lo vio ni lo pudo oír, pero, emocionada, aseguró que "lo he sentido muy cerca. Ha sido muy especial. Magnífico".

La mayoría reconocía que apenas había podido escuchar a su candidato, pero eso no restaba entusiasmo a los miles de afroamericanos que expresaban su esperanza de que funcionen las recetas de Obama para revitalizar la economía y superar la profunda crisis financiera que azota el país y el mundo.

"Es nuestro turno. El es nuestra esperanza", aseguró un joven que vendía a 10 dólares camisetas con el eslogan de la campaña del senador afroamericano.

En todos los actos, el mensaje fue el mismo. Obama habló de sus planes para reforzar la economía, rebajar los impuestos a las familias de clase media y conceder exenciones fiscales a las empresas que creen puestos de trabajo.

Varios cientos de kilómetros al oeste, en Johnstown, en la parte conservadora del estado, Sarah Palin, tenía un discurso bien distinto. Preguntaba a su audiencia, también enardecida, "+cuántos de vosotros habéis servido en las Fuerzas Armadas?". Y les pedía que levantaran la mano para aplaudirles y rendirles así un homenaje de agradecimiento.

Palin, censurada por abuso de poder en un informe legislativo en Alaska, arremetió contra Obama y lo tachó de "radical" en lo que se refiere al aborto. Un radical que busca, dijo, que nadie se dé cuenta de que lo es "hasta que sea demasiado tarde".

La jornada de hoy fue un buen exponente de lo altas que están las espadas en este estado que, con sus 21 votos electorales y su historial de voto caprichoso, es sin duda una de las llaves de la Casa Blanca.

El sistema electoral estadounidense otorga un determinado número de votos electorales a cada estado en función de su tamaño y población, que marcan su representación en el Colegio Electoral.

Salvo en Nebraska y Maine, quien gana en un estado se lleva todos los votos de ese estado. Para lograr la presidencia son necesarios 270 de los 538 votos del Colegio Electoral.

Pensilvania es en cierta forma el arquetipo del estado "bisagra".

En los comicios de 2004, el demócrata John Kerry se impuso aquí a George W. Bush, pero en los de 2000, también por un estrecho margen, Bush ganó a Al Gore. En 1996, el demócrata Bill Clinton batió a Robert Dole.

A juzgar por las encuestas -que dan a los demócratas una ventaja de dos dígitos en este estado- y por la emoción palpable hoy en Filadelfia, en noviembre, Pensilvania, cuna de la Declaración de Independencia, bien podría apoyar con su fuerza la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca.