Gobernantes en remojo como reclamo turístico

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 15/08/2010 19:08

La Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC) lusa destacó la existencia de ocho incendios relevantes, entre ellos el declarado en Peneda-Gerés, espacio protegido fronterizo con Galicia.

El incendio de Mezio-Travanca, en Arcos de Valdevez, distrito de Viana do Castelo, empleaba 220 efectivos y dos avionetas para sofocar las llamas activas desde hace cinco días.

El parque Peneda-Gerés ha padecido numerosos incendios en la última semana, cuando el fuego llegó a consumir parte de la joya medioambiental del parque: "El bosque del Cabril".

Esta exclusiva zona, que se mantiene casi virgen por apenas haber sufrido la intervención humana, fue parcialmente afectada, según sus responsables, que, no obstante, resaltaron que su "núcleo principal" quedó a salvo.

"El bosque del Cabril" cuenta con robles centenarios, encinas y una gran variedad de especies animales, como gatos salvajes, cabras montesas, anfibios, reptiles y topos de agua.

Otras de las joyas naturales acechadas por las llamas ha sido el parque natural de Serra da Estrela, próximo a la región española de Castilla y León.

La superficie ardida en este área, donde se encuentra el punto más elevado de Portugal, puede sobrepasar las 5.000 hectáreas.

Otros fuegos preocupantes que estaban activos se situaban en las localidades norteñas de Amarante, en Oporto, y Vale de Cambra, en Aveiro.

Ambos eran combatidos por casi 200 efectivos, apoyados por una cerca de 50 vehículos y varios medios aéreos.

Después de una severa semana de fuegos, la situación ha mejorado ligeramente -el calor ha remitido-, aunque las autoridades continúan en estado de alerta, sobre todo por el viento, que ha dificultado la extinción de varios focos.

Las últimas estimaciones elevaban la superficie ardida durante este año en Portugal a más 74.000 hectáreas, de las que unas 58.000 correspondieron al presente mes de agosto.

No obstante, estos datos están aún lejos de los trágicos 2003 y 2005, años que se saldaron con más de 300.000 hectáreas afectadas por las llamas.

Los incendios estivales, atribuidos en su mayoría a la acción del hombre, han provocado la muerte de tres bomberos, la evacuación temporal de aldeas y el corte de carreteras.