El Gobierno israelí y Hamás buscan un alto el fuego antes de que sea demasiado tarde

AGENCIA EFE 10/04/2011 07:28

Tras dos días de constantes ataques desde uno y otro lado, que se han saldado con 18 palestinos muertos y unos setenta heridos, ambas partes se mostraron dispuestas a dar marcha atrás y bajar las armas si el otro hace lo propio.

"Si ellos dejan de disparar contra nuestras comunidades, nosotros dejaremos de disparar. Si dejan de disparar en general, habrá calma", declaró hoy el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, a la radio pública de su país.

Por su parte, en una inusual entrevista con ese mismo medio, el viceministro de Exteriores del gobierno de Hamás en Gaza, Ghazi Hamad, aseguró que en la franja están "interesados en una calma, pero quieren que el Ejército israelí detenga sus operaciones".

Los llamamientos mutuos al cese de las hostilidades siguen a varias semanas de enfrentamientos armados a lo largo de la frontera entre Gaza e Israel, que condujeron entre el jueves y el sábado a un peligroso repunte y el temor de las partes a implicarse en una segunda contienda en poco más de dos años.

"Si es necesario actuaremos, pero si no lo es, no tendremos que hacerlo", matizó Barak al ser preguntado si Israel planea una nueva ofensiva similar a la "Plomo Fundido", la operación militar que lanzó entre diciembre de 2008 y enero de 2009 contra Gaza y en la que murieron unos 1.400 palestinos y 13 israelíes.

Para Barak, quien dirigió la ofensiva como ministro de Defensa del anterior gobierno israelí, "la contención es también una forma de ser fuerte", pero no faltan las voces en el actual Ejecutivo israelí que urgen a aplicar mano dura hasta "acabar con el gobierno de Hamás".

Barak se vio cuestionado hoy en el Consejo de Ministros a no diferenciar entre "el brazo político de Hamás y el brazo armado", tras decir que el primero "está interesado en hablar" y el segundo "en disparar".

Desde que el jueves una de las milicias palestinas disparó un cohete anticarro contra un autobús escolar israelí cerca de Gaza, hiriendo a un adolescente y al conductor, Israel ha bombardeado objetivos en la franja casi sin descanso.

Las milicias palestinas han disparado por su parte unos 130 proyectiles de mortero y cohetes de distinto alcance, según portavoces militares.

La relativa calma de las últimas horas, en las que sólo ha habido ataques mutuos esporádicos, responde al interés de las partes en no llegar a un punto sin retorno.

Las milicias palestinas se pusieron hoy de acuerdo en respetar un alto el fuego con Israel tras recibir una propuesta de varios países y organismos árabes e internacionales.

En un comunicado enviado a los medios, el portavoz del Gobierno islamista, Taher al-Nunu, declaró que Hamás se puso en contacto con las distintas facciones armadas, que se mostraron dispuestas a aceptarlo siempre que Israel corresponda.

La agencia palestina "Maan" informó de que el coordinador especial de la ONU en Oriente Medio, Robert Serry, participó en los esfuerzos para convencer a las facciones, y todas lo habían aceptado salvo los Batallones Al Quds, brazo armado de la Yihad Islámica.

Daud Shihab, portavoz de ese grupo en Gaza, declaró que "si Israel continúa su agresión contra nuestro pueblo, la resistencia responderá de inmediato como es su derecho".

Pendientes de si por fin prospera la que sería la tercera tregua de los últimos tres días, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu,indicó que "si los ataques contra civiles y militares israelíes continúan, la respuesta será muy dura".

"La pregunta es quién cede primero. Si Hamás preserva la calma y saca a los civiles (israelíes) del círculo de la violencia y centra sus operaciones alrededor de la cerca fronteriza, el Ejército dejará de disparar y la actual espiral habrá terminado", escribe el comentarista militar del diario "Yediot Aharonot", Alex Fishman.

Los medios israelíes se hacen eco hoy del éxito del nuevo sistema de defensa "Iron Dome" (Cúpula de Hierro), recién instalado por el Ejército, al interceptar hasta ahora ocho cohetes en vuelo hacia centros urbanos israelíes, dando a Netanyahu "un balón de oxígeno" para frenar la escalada y se vea presionado a lanzar una nueva ofensiva.