"Me consume la tortura de pensar dónde y con quién puede estar mi hija. Me aterra pensar que puede estar con un pervertido que abuse de ella", explica Kat McCann en un libro titulado "Madeleine" y que será publicado por The Sun el próximo jueves, día en el que Madi cumple ocho años.
"Cuando un hijo se muere de cáncer o en un accidente de tráfico los padres pueden descansar en paz, pero no saber qué le está pasando, si está vivo o muerto, es un suplicio", se sincera Kate.
Madeleine desapareció de la habitación que habían alquilado los McCann en el Algarve cuando dormía con sus dos hermanos pequeños. "No creíamos que dejarles solos mientras cenábamos fuese peligroso", cuenta Gerry, el padre de la familia. "Estábamos en un complejo familiar, ¿quién iba a pensar en secuestros de niños?
Para Gerry, culpar a los McCann de la desaparición de Madeleine "supone quitarle la culpa a quien se llevó a mi hija. Si pudiese dar marcha atrás en el tiempo por supuesto que no volvería a dejarles solos. La culpa nos consume, pero eso no nos va a devolver a Madi".
Los otros dos hijos de la pareja, Amelie y Sean, son plenamente conscientes de lo que le ocurrió a su hermana. "Se refieren al secuestrador como 'el hombre malo', y Sean no deja de repetir que cuando se mayor, encontrará a Madeleine".
Según Kate, "con este libro buscamos demostrar la verdad y que le gente deje de acusarnos de la desaparición de Madi".