Le llaman la 'weeding surgery' o cirugía de boda y hasta la Chelsea Clinton, la hija del ex presidente de EEUU y la vice, dicen que poco antes de su reciente boda no solo se sometió a una estricta dieta para entrar en el vestido de novia, sino que se retocó la nariz y ajustó un poco su gruesa mandíbula, según publicaron algunos medios.
Antes, los novios preferían una vajilla elegante o un juego de manteles, pero los tiempos cambian y traen otros aires.
La obsesión por parecer siempre más guapos y jóvenes se agudiza pocos meses antes del gran día. El periódico británico 'Daily Mirror' recoge varios testimonios de personas que, decidieron cambiar su aspecto antes del 'sí quiero'.
"Tony me ha regalado una operación para hacerme los pechos", cuenta la mujer de 36 años. Decidí someterme a la operación, porque el vestido de mis sueños no se veía bien con mis senos tan pequeños".
"Cuando conocí a mi marido, hace 12 años me dijo que le gustaban mis pechos como eran, pero al ir a comprar el sujetador, la dependienta me ha sugerido ir a la sección de niñas, porque no encontraba ninguno que me sirviera", contó.
"Regresé a casa casi llorando y Tony me propuso regalarme la operación para agrandarme los senos".
No son un caso aislado, a juzgar por la oferta de paquetes para dos, él y ella, en oferta en internet. Algunas parejas, en vez de elegir un viaje de luna de miel a un lugar exótico se concede un gasto para mejorar su aspecto.
El cirujano estético Pietro Lorenzetti, que trabaja en una conocida clínica de Roma, asegura, sin embargo, que la decisión es "el resultado de la individualización del momento justo para llevar a cabo un proyecto que ya existe y se aprovecha la ocasión para ponerse en las mejores condiciones físicas y psicológicas".
Los cirujanos lo único que recomiendan es que los novios se programen bien para evitar llegar al gran día con señales de la operación. Se debe considerar, "de tres a seis meses antes de la boda", indican.