En apariencia son sólo unas inocentes pulseras de colores que han causado furor entre los adolescentes de Brasil. Pero han sido prohibidas en los colegios de Río de Janeiro y varias ciudades del país al estar relacionadas con violaciones y asesinatos.
La moda surgió en el Reino Unido y se han vendido a miles por los puestos callejeros de Brasil. Estos aros de plástico implican un juego que consiste en arrancar la pulsera del chico o chica que la lleva para obtener un favor sexual. Y cada color indica hasta dónde están dispuestos a llegar: el amarillo es un simple abrazo, el violeta un beso con lengua, el rosa permite acariciar los pechos y el negro, sexo completo.
Pero hace unas semanas una niña brasileña fue violada porque llevaba un pulsera negra. Después aparecieron los cadáveres de otras dos menores junto a estos adornos de colores arrancados de sus muñecas. En Brasil esperan detener estos crímenes prohibiendo las 'pulseras del sexo'. EBP