En su relación con EEUU, la República checa incluso ha desafiado a muchos de sus socios comunitarios en temas delicados. El escudo antimisiles, la guerra en Irak, el régimen de visados y el bloqueo a Cuba, por ejemplo.
Los checos han suscrito sendos acuerdos para establecer y gestionar el dispositivo de radar de una base antimisiles centroeuropea, proyecto que ha sido recientemente criticado por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, a pesar del apoyo que suscitó durante la última cumbre de la OTAN de Bucarest.
Praga, con una estrategia de "nadar y guardar la ropa", también se sumó a la alianza internacional abanderada por Washington en 2003 contra el régimen de Sadam Husein, aunque esgrimiendo razones humanitarias que gozaban del respaldo de Naciones Unidas.
El Gobierno de Praga también emprendió sus propias negociaciones con Washington con el fin de exonerar a sus ciudadanos checos del régimen de visados para viajes turísticos y estancias cortas -algo que es ya una realidad-, pero ateniéndose a las condiciones de la Casa Blanca, y desoyendo la llamada de Bruselas a establecer un frente común en dicha causa.
Además de mirar a Washington, Praga debe afrontar asuntos candenetes como el conlicto en oriente medio y la crisis energética entre Rusia y Ucrania.
Cuba
La política exterior checa respecto a Cuba no se ha modificado un ápice desde el retorno a la democracia, y se ha visto influenciada por la postura del ex jefe de Estado, Vaclav Havel, que se ha erigido en icono de la libertad para la disidencia interna de la mayor de las Antillas.
Praga será así la anfitriona de la primera cumbre con EEUU tras la entrada de Obama en la Casa Blanca.
Un plazo muy corto, según algunos analistas políticos, para que se pueda delinear la nueva agenda transatlántica, máxime cuando otros problemas más perentorios, como la actual coyuntura económica y la problemática terrorista, llaman a la puerta.
Afrontar la actual crisis económica y su impacto sobre el empleo amenaza con eclipsar los objetivos principales que se había propuesto la República Checa para su presidencia comunitaria.
Las tres E
Praga pretende diversificar las fuentes energéticas en el continente e impulsar la energía nuclear como una opción viable y supuestamente limpia para hacer frente a una posible escasez energética.
Además, prevé simplificar numerosos mecanismos administrativos y cargas burocráticas dentro de la UE para fomentar la competitividad del bloque comunitario.
A pesar de la actual coyuntura, las tres E -de Economía, Energía y Europa abierta al Mundo-, pretenden ser el hilo conductor durante el próximo semestre, según recordó la semana pasada el ministro checo de Asuntos Europeos y viceprimer ministro, Alexander Vondra. El traspaso de la presidencia desde París se considera por el Gobierno checo como un hecho "histórico" y una "aventura", en palabras del propio Vondra.
EB
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A pesar de los fuegos artificiales que han inundado en la noche del primero de enero las calles de la capital de la República, en la residencia presidencial no ondea bandera alguna que haga referencia la presidencia de turno que el país ostenta desde ya y hasta que acabe junio. Para muchos, es esto una prueba del escepticismo que ha caracterizado al presidente Vaclav Klaus.