Durante décadas, la UMP y el Partido Socialista se han repartido el poder y han respetado una regla no escrita por la cual se apoyaban mutuamente si el rival a batir era el Frente Nacional. La sustitución del ahora comisario europeo Pierre Moscovici en la Cámara Baja ha derivado en un punto de inflexión en esta alianza interesada.
El candidato del Frente Nacional logró la victoria en Doubs con el 32,6 por ciento de los votos y deberá enfrentarse en segunda vuelta con el socialista, que obtuvo el 28,9 por ciento. En los últimos días, se han sucedido las voces dentro de la UMP que exigían un posicionamiento público de Sarkozy.
El expresidente de Francia ha roto su silencio y, ante diputados de la UMP, ha abogado por "dejar que los electores decidan", sin pedir el voto para el Partido Socialista, informa el periódico 'Le Monde'. "Si todo lo reducimos a un problema de conciencia, nos arriesgamos a hacer de las legislativas parciales un riesgo de explosión en la UMP", ha afirmado.
Así, Sarkozy ha dicho que, ante la "hipotética" victoria del Frente Nacional, su partido no debería dar "consignas de voto" y limitarse, en cambio, a pedir que los ciudadanos "tengan en cuenta" las posibles consecuencias de su sufragio.
El exprimer ministro François Fillon también se ha pronunciado sobre este debate para subrayar que considera "imposible votar socialista", mientras que el líder parlamentario de la UMP, Christian Jacob, ha sugerido en una entrevista la posibilidad de votar en blanco para dejar ver el malestar con las dos fuerzas en liza.
En la posición contraria se sitúa el alcalde de Burdeos, Alain Juppé, que en su blog ha llamado a "impedir el paso" al Frente Nacional votando socialista en la segunda vuelta. Junto a Juppé, que se presentará a las primarias de la UMP para las próximas presidenciales, también figuran dirigentes como la excandidata a la alcaldía de París Nathalie Kosciusko-Morizet, partidaria del "frente republicano".