Janni Løjtved Poulsen, responsable de las intalaciones ha sido claro: "Si nos dicen que tenemos que ejecutar a Marius, por supuesto lo haríamos". Lo dice porque en su zoológico tienen a dos jirafas macho y necesitan a una hembra para poder iniciar un programa de reproducción, tal como recoje Clarín
Pero asegura que las reglas de la Asociación de zoológicos de la Unión Europea le obligan a prescindir de uno de ellos para obtener los perminos necesarios para lograr un ejemplar hembra.
El protocolo, explica Løjtved Poulsen, incluye el sacrificio del animal a sustituir, algo que indigna a los defensores de los animales que no entienden esta política.
Hace días, el zoo de Copenhaguen, sacrificó a un ejemplar de esta misma especie de dos años con la excusa de una regeneración genética. El ejemplar, Marius, fue despiezado frente a un grupo de visitantes en el que había numerosos menores que asistieron atónitos a las maniobras de desuello del animal.
El centro reconoció que anualmente suele proceder así con unos 20 o 30 ejemplares al año y que lo hace para que las poblaciones que mantienen se conserven sanas.