Lo primero en lo que los expertos han hecho hincapié es que a más de 6.000 metros de altura cada paso es un mundo. El oxigeno es más que excaso y cualquier esfuerzo mínimo supone incluso horas.
A pesar de las duras condiciones, "no se concibe el abandono, a parte de que estamos hablando de posibles delitos penales. Pero yo humanitariamente tengo que hacer lo que está en mi mano. Aunque también se asumen ciertos riesgos", asegura uno de los expertos.
También llegan las críticas al equipo de rescate del Aconcagua. Mientras visualizan las imágenes de lo sucedido, no dudan en reconocer que faltan medios para llevar a cabo la expedición. "Echo de menos la camilla. Además, no hacen una valoración del herido, ver como coordina o como habla".
Pero también es cierto que hay que estar a casi 7.000 metros y en medio de una tormenta, o eso es lo que comentan los que han vivido una situación similar. "Es muy fácil decir desde casa que tenías que haber cargado con la víctima. Pero es muy complicado". Son situaciones extremas y la experiencia puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. AC