La revista JAMA Otolaryngology–Head & Neck ha revelado el particular caso de un adolescente que llevaba años sufriendo fuertes congestiones nasales y un misterioso mal olor cada vez que se sonaba la nariz.
El joven acudió por primera vez al médico sobre este problema a los 15 años. Se quejaba de una congestión nasal continua y, además, de estar comenzando a perder el olfato. Otro problema añadido era el olor fétido que desprendía cada vez que se sonaba la nariz.
Al examinarle en esa primera visita, los médicos le diagnosticaron 'hipertrofia de cornetes', una patología que afecta a la mucosa respiratoria, en la que los cornetes, que se utilizan para humidificar y calentar el aire que se inhala, se inflaman.
Ante este diagnostico le recetaron un aerosol y antihistamínicos, ya que a menudo esta patología se asocia con alergias. Pasó un año y el joven continuaba teniendo los mismos síntomas. Además, el fuerte mal olor cada vez iba a más y llegaba a ser insoportable.
Al acudir de nuevo al médico, descubrieron, en una tomografía, que el diagnostico estaba lejos de ser ese: el menor tenía una esfera de 9 milímetros de diámetro en la cavidad nasal. Los especialistas retiraron el objeto mediante una cirugía y resultó ser una bala de perdigón que la habían disparado cuando el joven tenía 8 o 9 años.
Así, con la cirugía lograron eliminar el mal olor y retiraron el objeto de su cavidad nasal. Los médicos explicaron ese olor por el bloqueo de las vías de drenaje que el perdigón provocó. Además, justificaron el error en el diagnóstico inicial, ya que el perdigón estaba demasiado atrás para se vista fácilmente, y además estaba tan encajada que no se podía expulsar al sonarse.