Las autoridades de Bahréin han liberado de la cárcel a los parlamentarios opositores Jawad Fairooz y Matar Matar, detenidos el pasado mes de mayo tras renunciar a sus escaños en el Parlamento en protesta por la represión de las manifestaciones pro democráticas por parte del Gobierno del país.
Matar ha informado a la cadena británica BBC de que fue objeto de torturas mientras estuvo encarcelado. Ambos fueron acusados por formar parte de las protestas, consideradas ilegales por el Gobierno, y por difamar al país.
No se ha aclarado si deberán enfrentarse a juicio ante una corte civil. Las cortes civiles controlan estos procesos después de que el rey de Bahréin, Hamad bin Issa al Jalifa, levantara el estado de emergencia en el mes de junio.
Asimismo, Matar ha señalado que su detención y encarcelamiento responde a motivaciones políticas y tenía como intención presionar al partido Wefaq, al que pertenece.
Por otra parte, el abogado pro Derechos Humanos Mohamed al Tajir ha sido también liberado. Al Tajir fue detenido en abril después de haber defendido en varios juicios a personas detenidas durante la represión de las protestas por parte de las fuerzas de seguridad bahreiníes, que contaron con el apoyo del Ejército saudí.
Estas liberaciones podrían responder a una hoja de ruta para reducir las tensiones en el país, uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región.
Al Jalifa ha aceptado en las últimas fechas una serie de reformas presentadas por el Consejo de Diálogo Nacional, respaldado por el Ejecutivo bahreiní.
Las conversaciones empezaron el 2 de julio con la intención de introducir reformas en el sistema de gobierno del país, pero Wefaq abandonó la mesa de negociación alegando que las propuestas de los grupos de oposición estaban siendo ignoradas de manera sistemática.
Wefaq denunció que la oposición copaba una pequeña fracción de los asientos --un total de 35 de los 300-- y afirmó que no era representativo para la toma de decisiones.
El pasado 1 de agosto, decenas de miles de personas salieron a la calle en Manama para condenar los resultados obtenidos tras las conversaciones al considerar que no se satisfacían las demandas populares y que no introducían verdaderas reformas democráticas en el país.