El "New Deal" de Joe Biden para sacar a Estados Unidos de la crisis

  • El presidente espera así recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia y crear otros que devuelvan la prosperidad al país y le posicionen de manera más competitiva ante la amenaza de la superpotencia china

Joe Biden tiene un plan para devolver la prosperidad a su país. Cuesta 6 billones de dólares y lo quiere canalizar a través de tres proyectos diferentes pero complementarios: el de Rescate, Infraestructuras y el de las Familias. El primero ya está aprobado y se financiará con deuda. Los otros aún dos se están negociando con el Partido Republicano y se sufragarán con impuestos. Todos ellos conformarán el sueño americano más ambicioso desarrollado en décadas.

Solo otros dos presidentes estadounidenses se plantearon con anterioridad unos cambios semejantes para afrontar las complicadas situaciones económicas y políticas que sufría el país. Franklin D. Roosevelt y su New Deal, destinado a acabar con la ruina que azotó a millones de familias durante la Gran Depresión de los años 30, y Lyndon B Johnson, con sus leyes contra la Pobreza, creadas en los años 60 para combatir la situación de alta precariedad que afectó a uno de cada cinco ciudadanos.

Objetivos

Biden quiere intentar con sus planes algo parecido, con el fin de superar los efectos de la crisis sanitaria y económica. Pero además va a aprovechar para intentar restablecer la confianza en el gobierno, modernizar el país, reducir la pobreza, fortalecer la clase media, ampliar el acceso a la educación, aumentar el acceso de las mujeres al mercado laboral y extender la cobertura social.

Y quiere hacerlo dando la vuelta al entramado económico e industrial de los Estados Unidos, a través de la reconstrucción y creación de una red de infraestructuras que ha quedado anticuada y apostando por un proceso sostenible, con el cambio climático como eje. De esta manera el presidente espera recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia y crear otros que devuelvan la prosperidad al país y le posicionen de manera más competitiva ante la amenaza de la superpotencia china.

Por partidas, el Plan de Rescate

El Plan de Rescate fue el primero en ser aprobado. Este proyecto, de 1’9 billones de dólares, consiguió salir adelante en el Congreso habiendo pasado sólo dos meses desde que fue anunciado (el 14 de enero) hasta que fue firmado (11 de marzo). Las principales partidas de gasto han estado centradas en combatir el coronavirus y sus consecuencias sanitarias y económicas.

Así, un billón de dólares se ha destinado al pago único de 1.400 dólares para cientos de millones de estadounidenses; al suplemento de 300 dólares, durante el verano, para los millones de personas desempleadas; 30.000 millones para alquileres de personas en situaciones de emergencia; 10.000 millones en asistencia hipotecaria, 5.000 millones en atención a las personas sin hogar y otras cantidades en la financiación del programa de cuidado de niños y alimentos.

Además, 400.000 millones se están utilizando en salud pública y reapertura de escuelas, repartidos en 20.000 millones para el programa de vacunación; 50.000 millones para la realización masiva de pruebas detectoras de Covid, contratación de 100.000 trabajadores sanitarios adicionales; 30.000 millones para el Fondo de Ayuda a Desastres y 130.000 en la apertura de colegios.

Otros 400.000 millones se han destinado a que los estados puedan mantener a los trabajadores públicos de primera línea, incluidas las subvenciones y préstamos a pequeñas empresas, y 20.000 millones para las agencias del transporte público.

Además, 2.000 millones de dólares han sido desviadas para el refuerzo de la ciberseguridad y otros 2.000 millones para el fortalecimiento y modernización de los sistemas tecnológicos federales.

El Plan de Infraestructuras

Este proyecto aún se está negociando. La Casa Blanca ha presentado un presupuesto de 2.25 billones que los republicanos quieren dejar en 568.000 millones de dólares. Las reuniones se suceden en estos momentos con el fin de sacar adelante las intenciones de Biden, que el próximo 12 de mayo tendrá un encuentro decisivo con líderes de ambos partidos.

Dicho plan, presentado el 31 de marzo, incluye 621.000 millones para mejora del transporte público, la creación y reparación de puentes, carreteras, puertos y aeropuertos, y al desarrollo de vehículos eléctricos. E incluye 300.000 millones para que fabricantes y pequeñas empresas puedan reconvertirse al uso de energía limpia y otros 100.000 para la contratación de nuevos trabajadores.

Se han pensado también 111.000 millones para la mejora de infraestructuras de agua potable y otras cantidades para la mejora de redes eléctricas y el acceso a la banda ancha. El New York Times señala que también se dedicarían 20.000 millones a créditos fiscales para la creación de 500.000 viviendas asequibles para la ciudadanía y 40.000 millones a la mejora de vivienda pública y escuelas.

A ello hay que sumar 400.000 mil millones más para la atención domiciliaria de personas mayores o con discapacidad, como medidas preventivas del envejecimiento de la población. Para conseguir afrontar esta financiación los demócratas proponen un aumento de los impuestos de las empresas en general y de las grandes multinacionales, en especial.

El plan de las Familias

Este plan tiene un presupuesto de 1’8 billones de dólares y su financiación se produciría con la subida de impuestos tanto a los más ricos como a aquellos que ingresen más de 400.000 dólares anuales, así como con un mayor control de la evasión fiscal de grandes corporaciones.

El proyecto destinaría 800.000 millones a créditos fiscales, 225.000 millones al cuidado infantil, 225.000 millones a programas médicos de familia y 200.000 millones para los beneficiarios de la Ley de Cuidado de salud a Bajo Precio.

Además, 200.000 millones de dólares se destinarían a nuevos fondos de educación (con un sistema gratuito de preescolar para familias con bajos ingresos) junto con otras cantidades dedicadas a financiar dos años de universidad comunitaria, de la que también podrían beneficiarse los migrantes llegados hace años a Estados Unidos y que aun no tienen regularizada su situación en el país, conocidos como dreamers.

La intención es que la clase media, que en los últimos años ha perdido poder adquisitivo, pueda salir de la crisis y disfrutar del sueño americano como antes. "Este país no fue construido por banqueros de Wall Street, directores ejecutivos y administradores de fondos de inversión, fue construido por la clase media estadounidense", dijo Biden en un mitin durante su campaña electoral, en la antesala de su mandato. Justo antes de que anunciara el proyecto con el que quiere transformar el país.