Bruselas, impaciente, mira el reloj para el Brexit

Ana Núñez-Milara 09/06/2017 19:21

A los funcionarios europeos se les escapa la 'sonrisilla' cuando se les pregunta por el resultado de Theresa May en las elecciones. La premier planteó esta cita como una oportunidad para afianzar su mayoría absoluta en el Parlamento y aparentemente tener más fuerza de cara a las complejísimas negociaciones que se avecinan sobre el Brexit y que ocuparán buena parte de su agenda durante la legislatura.

Theresa May lanzó el órdago y los electores le han contestado con una derrota moral y política. Hace tan solo veinte días escribía en su cuenta de Twitter que si perdía seis escaños (al final se ha dejado el doble), consideraría que ha sido una derrota y que por tanto Corbyn debería sentarse a negociar. Bien, una vez cumplida la profecía, parece que el comentario se ha evaporado de su cabeza a la misma velocidad con la que se dirigía al Palacio de Buckingham para pedirle permiso a la Reina para formar un gobierno.

Con un equipo en minoría Bruselas teme que Theresa May encuentre demasiados obstáculos en casa que puedan convertir las negociaciones para el Brexit en un auténtico infierno. Presionada, podría adoptar posturas más duras o tardar más de la cuenta para lograr el consenso, amén de la campaña despiadada que ejercerán los tabloides.

Nadie en Bruselas confía en que las negociaciones puedan empezar el día 19 de junio como estaba previsto aunque las autoridades comunitarias meten prisa. El reloj está en marcha. May cometió el error de convocar elecciones después de activar el artículo 50, a partir del cual empezaban a contar los dos años establecidos para la desconexión.

El mensaje desde aquí es claro y se ha repetido hasta la saciedad: “estamos preparados”. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, señalaba que a este lado del Canal de la Mancha se podrían poner manos a la obra “mañana a las nueve y media”. El jefe negociador europeo, Michel Barnier, hacía gala de paciencia: “Las negociaciones empezarán cuando Reino Unido esté preparado”. Carambolas del destino, Bruselas es ahora quien tiene prisa por que se vaya uno de los suyos.

Las posibilidades del Artículo 50

El nuevo escenario plantea infinitas dudas sobre el tiempo para las negociaciones. El artículo 50 establece que se llevarán a cabo en un máximo de dos años y que pasado este tiempo el país tendrá que abandonar el bloque europeo. Haya o no haya acuerdo.

Por eso la pregunta es: ¿sería posible extender el plazo? ¿O poner el contador a cero para dar más tiempo a las negociaciones? La solución está en ese artículo 50 del Tratado, tan escueto como abierto a interpretación, de ahí que cualquier respuesta implique entrar en terreno especulativo. Este margen en la práctica significa que cualquier cambio dependerá básicamente de la voluntad política de todos. De los 28.

Si la situación doméstica demorase en exceso el inicio de las negociaciones, Theresa May tendría la posibilidad de empezar de cero, cuentan fuentes europeas. Para ello tendría que retirar la petición del artículo 50 y activarlo más adelante. Los 27 países restantes tendrían que aceptarlo y es difícil pensar que alguno opondrá resistencia pese a las ganas imperiosas que tienen de acabar con este pesado lastre.

También sería posible extender el plazo de dos años. Como el artículo no dice nada al respecto, Bruselas asume que Londres puede solicitar una prórroga. Que se la concedan o no dependerá una vez más del apetito de las capitales, que en última instancia deciden.

Y la gran cuestión: ¿es posible revocar el Brexit? Sí, lo es. Theresa May tendría que pedirlo y el resto debería aceptarlo. Ya nadie acaricia esta posibilidad aunque tal y como ronronean en los pasillos: “Nadie se resistiría a decirles que no”. La 'sonrisilla' aparece de nuevo.