China, la segunda economía mundial, vive un auténtico furor por las operaciones de cirugía estética. 3 millones de chinos se operan ya cada año, una cifra sólo superada por Estados Unidos y Brasil. La proliferación de clínicas es tal que algunas buscan promocionarse como destino turístico de cirugía estética y atraer cada vez a más extranjeros. Es el caso de Doria, una croata que estudia en Pekín y que no tiene el dinero suficiente para costearse las 10 operaciones que necesita, dice, para transformarse en una nueva Angelina Jolie. A cambio de convertirse en un reclamo publicitario, las operaciones le saldrán completamente gratis.