Cifuentes no se da por vencida: defiende su versión entre críticas y peticiones de dimisión

Era su momento y lo sabía. Cifuentes se ha enfrentado a su "particular examen" político preparada a conciencia. Se ha visto en el aluvión de papeles que ha exhibido desde la tribuna. Todos los que ya había sacado, eso sí, hoy ya con sello. Se ha notado también en la estrategia de sus intervenciones, donde ha sostenido que estas acusaciones pueden ser “el precio que debe pagar” por su particular lucha contra la corrupción.

En su intento de aclarar las grandes dudas que aún hoy planean sobre su máster, ha defendido que es habitual que se acepten alumnos con el curso en marcha, respecto a las acusaciones que sostenía que se matriculó tres meses más tarde. Sobre la matrícula que aportó como prueba y en la que aparecía como domicilio la Delegación de Gobierno, que todavía no ocupaba, ha asegurado que en la original figura su casa de Malasaña, y que al pedir la copia la universidad apuntó su domicilio siguiente.

Cifuentes ha afirmado que pudo aprobar sin asistir a clase porque "a veces se adaptan" los horarios a las necesidades del alumno. Respecto a su trabajo fantasma, el cual hoy tampoco lo hemos visto, asegura que ha dado permiso a la universidad para difundirlo.

También ha explicado que pudo defender el trabajo aún con una asignatura pendiente porque hay veces que se evalúa y se guarda la nota. Que fue su caso. Del mismo modo, ha dado a entender que pudo defender la tesis el mismo día de la llegada de la selección de fútbol a Madrid porque el despliegue que requiere el momento se sigue desde Dirección General de Policía y no la Delegación de Gobierno que ella ocupaba en esas fechas.