La comunidad internacional lamenta el aplazamiento de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y el M23

EUROPA PRESS 12/11/2013 03:11

"Los enviados destacan que las partes no han expresado diferencias en puntos sustanciales del borrador. Sin embargo, no se ha alcanzado un acuerdo sobre el formato. Pese al cambio en la situación militar, es importante que haya una conclusión política al diálogo", ha indicado el comunicado.

El documento ha sido firmado por la enviada especial de Naciones Unidas para la región de los Grandes Lagos, Mary Robinson, y el representante especial de la Secretaría General de la ONU para el país y director de la Misión de la ONU en República Democrática del Congo (MONUSCO), Martin Kobler.

Asimismo, a la firma se han unido el representante especial de la Unión Africana para los Grandes Lagos, Bubacar Diarrá; el enviado especial de Estados Unidos para los Grandes Lagos, Russell Feingold; y el coordinador de la UE para esta misma región, Koen Vervaeke.

"Los enviados urgen a las partes a resolver sus diferencias en torno al formato del documento y a mantener su compromiso con la resolución pacífica del conflicto", han dicho, antes de recalcar que cualquier solución "ha de permitir que los responsables de crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la Humanidad rindan cuentas ante la justicia".

LA REBELIÓN

Apenas una semana después de que el presidente del M23, Bertrand Bisimwa, declarara el final de la revuelta armada, el movimiento rebelde ha dejado de existir como tal.

El comandante en jefe del M23, Sultani Makenga, y cientos de sus correligionarios escaparon la semana pasada a Uganda y se entregaron a las autoridades de este país después de ser desalojados militarmente de sus últimas oposiciones en la provincia de Kivu Norte.

Una fuente gubernamental ugandesa ha asegurado, citada por Radio France International (RFI), que cerca de 1.600 milicianos han entrado en Uganda a lo largo de las tres últimas semanas a causa de la ofensiva y fuentes de la ONU en Kivu Norte han estimado en 400 el número de rebeldes que han muerto desde el pasado mes de julio, cuando se rompió el alto el fuego firmado en diciembre de 2012.

El M23 se alzó en armas en abril de 2012 para protestar por el incumplimiento del acuerdo de paz firmado en 2009 entre el Gobierno y el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo guerrillero que, al igual que el M23, es de extracción fundamentalmente tutsi y también contaba con el apoyo de Ruanda.

Aquel acuerdo permitió la integración en el Ejército de los rebeldes de CNDP, incluidos varios comandantes acusados de graves violaciones de Derechos Humanos --entre ellos Bosco Ntaganda, actualmente en poder del Tribunal Penal Internacional-- que, con el paso del tiempo, han sido la base del M23.

En noviembre de 2012, el M23 lanzó una vasta ofensiva que le permitió ocupar durante diez días la capital de Kivu Norte, Goma, y que concluyó en diciembre con un acuerdo de paz y el inicio de negociaciones con el Gobierno en Kampala, que se estancaron poco después de comenzar. La última ofensiva importante del M23 se produjo el pasado mes de agosto en torno a Goma.

NUEVAS PRIORIDADES MILITARES

Con el M23 definitivamente derrotado, y a la espera de los resultados del posible proceso negociador, la atención se centrará en los alrededor de 20 grupos armados que siguen operando en Kivu Norte, una región castigada desde hace al menos quince años por un gravísimo conflicto armado alimentado por la competencia internacional por hacerse con sus minerales estratégicos, como el oro, el cobre, el cobalto y el coltán, y por las tensiones étnicas internas y transfronterizas.

La nueva prioridad del Ejército y de las tropas de la ONU deberían ser los rebeldes de las FDLR, entre cuyas filas figuran numerosos combatientes hutus huidos de Ruanda tras el conflicto y el genocidio de 1994 y cuya presencia en el este de la RDC ha servido en numerosas ocasiones de excusa a Ruanda para intervenir en el país vecino.

Aparte, en el este del país siguen operando otros grupos rebeldes menores, tanto en Ituri, un distrito del noreste rico en oro, como en Katanga, una provincia del sureste rica en cobre.