Desvelan el horror del orfanato católico de Vermont: décadas de abusos sexuales y torturas

Informativos Telecinco 28/08/2018 20:12

"Vimos a monjas matando niños". Así reza una de las declaraciones de la investigación Los fantasmas del Orfanato católico Saint Joseph, un informe completo sobre los abusos y asesinatos a menores cometidos por una orden de monjas que se hacían llamar Hermanas de la Providencia, en un orfanato de Vermont. Delitos que se estuvieron cometiendo durante décadas sin que nadie reparara en ello. Ahora, gracias al testimonio de una de las niñas que estuvo internada, se ha destapado un auténtico escándalo a manos de la institución católica.

El orfanato Saint Joseph abrió a mediados de los 80 y fue en el año 1974 cuando cerró definitivamente sus puertas. Cientos de personas pudieron convivir entre las paredes del centro. Una de ellas fue Sally Dale, residente desde los 2 hasta los 23 años, cuyo testimonio ha sido crucial para la investigación elaborada por BuzzFeed News.

Entre las muchas experiencias en el Saint Joseph que ha podido describir la joven, uno de los más llamativos fue el día en el que vio cómo una de las monjas instructoras empujaba a un niño a través de la ventana. Pero este no fue el único crimen que Dale presenció.

Otro de los episodios que la propia entrevistada experimentó fue muy traumático. Según la joven, otra monja le ordenó que recogiera una pelota de una hoguera y, tras hacerlo, prendió fuego a sus pantalones. Semanas más tarde, relata, las monjas le retiraron los trozos de piel ennegrecida de sus brazos y sus piernas con pinzas. La respuesta de las novicias a sus gritos de dolor fue escalofriante: "Es porque eres una niña realmente mala".

Sin embargo, hubo otras formas de torturar a los menores física y psicológicamente, cuyas revelaciones han sido ahora destapadas, en el marco de las numerosas acusaciones contra la institución católica en materia de abusos sexuales que lleva años sacudiendo el mundo y solo ahora reciben reacciones. "Incluso hoy en día las historias de los orfanatos rara vez se cuentan y apenas se escuchan", afirma la autora del trabajo, la periodista Christine Kenneally.

Los niños y niñas del centro de Vermont, narra el informe, eran forzados a permanecer de rodillas durante horas y horas, en muchas ocasiones sosteniendo objetos, e incluso les obligaban a "comerse su propio vómito". También "eran colgados boca abajo de las ventanas, sobre los pozos o en los conductos de la lavandería".

Estas acciones no solo formaban parte de "castigos eventuales", sino que pasaron a ser "una cuestión de rutina". Así lo han descrito algunos de los testigos de lo ocurrido en el St. Joseph: "torturas, desde las directamente horribles hasta las totalmente extrañas".

Estos casos parecían quedar aislados al compararlos con las muertes de algunos de los otros niños del centro. Según Dale, una de las más extrañas fue la de Marvin Willette, que se ahogó de forma sospechosa en un lago.

Pero el de la joven no es el único testimonio en el que se apoya esta horrible investigación. Según la periodista, hubo un hombre que declaró ante su abogado que una de las hermanas del St. Joseph "lo acarició con fuerza" y luego "le cortó con algo afilado". "Él no sabía lo que era; solo recordaba que había sangre por todos lados", reza el documento.

Fue Joseph Barquin, quien también confesó los vivido en el centro décadas después de su paso por allí, cuando su mujer le preguntó por las cicatrices de sus genitales. Su testimonio reveló otros casos de abuso a niños y niñas a quienes habían "empujado por las escaleras", "habían golpeado una y otra vez" y otro caso de un menor que sufrió un repentino "ataque de shock".

Kenneally ha querido hacer una denuncia a la "indiferencia" judicial de los tribunales estadounidenses ante los casos de abusos sexuales y asesinatos cometidos en los orfanatos. "Las pocas veces que los casos de abuso de orfanato han sido litigados en los EE. UU., los tribunales se han mantenido, con algunas excepciones, generalmente indiferentes", atestigua.

Tras la publicación del exhaustivo informe, las declaraciones del Gobernador de Vermont, Phil Scott, el lunes pusieron nombre al escándalo: "extremadamente inquietantes, horribles y profundamente preocupantes".